Parece que un año y medio de huelga en Notimex no ha sido tiempo suficiente para resolver el conflicto, porque alguien (hasta donde se sabe, responsable del equilibrio y la conciliación entre los factores de la producción) insiste en mantener el conflicto, de tal suerte que más que fuego amigo este asunto resulta ser un perverso jaloneo interno (con la intervención de muchas manos externas) en defensa de lo que ciertos personajes consideran sus cuotas de poder, en el entendido de que si se logra dar un paso adelante de inmediato la presunta autoridad ordena dar dos para atrás, y esta práctica seguirá hasta que alguien ponga orden.
Se insiste en que México está en plena transformación, en que “estamos decididos a combatir la corrupción y dejar atrás las viejas prácticas” (etcétera, etcétera), pero en algunas áreas del gobierno parece ser que, discurso aparte, les resulta más productivo que aquellas permanezcan intocadas, como el abierto conflicto de intereses existente.
La ley ordena que la autoridad laboral medie en los conflictos obrero-patronales, que sea factor de conciliación entre las partes, que ponga su mayor empeño para resolver las diferencias y coadyuve a que los involucrados den pasos hacia adelante para, a la brevedad, poner fin a los desacuerdos. Sin embargo, al menos en el caso de Notimex –empresa del Estado– son notorios los desequilibrios, toda vez que se privilegia a unos de los factores, impide la solución al conflicto y a lo largo de 16 meses lo ha mantenido de forma artificial. ¿Incapacidad? ¿Conflicto de intereses? ¿Combinación de ambos?
Para nadie es un secreto que Notimex siempre fue una cueva de ladrones, y nadie dijo nada. Pero llega Sanjuana Martínez a limpiar la agencia de década de corrupción y empezó la feroz campaña en su contra, porque algunos se niegan a que les cierren su mina de oro.
Semanas atrás el presidente López Obrador dejó en claro que “la dirección de Notimex ha actuado responsablemente, a pesar de las pretensiones de coaccionarla mediante una estrategia legal que ha cerrado cualquier vía de solución en lo inmediato al conflicto de huelga; no es jurídicamente factible reiniciar las actividades sustantivas hasta que la cúpula del Sindicato Único de Trabajadores de Notimex (Sutnotimex) acepte, por medio de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), las condiciones ofrecidas por la dirección de la agencia” ( La Jornada, Andrea Becerril y Víctor Ballinas).
La dirección general de Notimex ha interpuesto más de 130 denuncias por actos de corrupción de la dirigencia del Sutnotimex que ostentaba Conrado García, por desfalcos millonarios; se advierte la actitud parcial y adversa de la JFCA hacia la empresa, ya que avaló la huelga pese a serias irregularidades, y el recuento de votos resultó ser un fraude porque votaron trabajadores de confianza, ex empleados liquidados debidamente y ex trabajadores que ya habían cobrado su finiquito; Notimex presentó 38 impugnaciones que no fueron consideradas, además de que la junta pasó por alto resoluciones judiciales que le impedían resolver cualquier cuestión de fondo en torno a la huelga, con miras a proteger a la agencia e impedir cuestiones que ahondaran más las consecuencias derivadas de la orden de suspender cualquier actividad; además, se despidió a trabajadores denunciados por corrupción(ídem).
Por si fuera poco, más allá de la descarada intervención de manos externas en el conflicto –Francisco Hernández Juárez de forma destacada–, la dirigente del Sutnotimex, Adriana Urrea Torres, tiene varias denuncias ante la FGR, por lo que se han librado en su contra órdenes de aprehensión. Pero no han sido ejecutadas ni hay ganas de hacerlo. ¿Quién protege a la lideresa?
Entre lo más reciente la JFCA –en periodo vacacional– determinó (12 de julio) que Notimex “estableció una sede ilegal en la que opera después de estallada la huelga” (la agencia de noticias fue notificada sólo hasta el viernes pasado). Se trata del mismo inmueble en Coyoacán (en donde no operaba Notimex, y de ello dio puntual cuenta el actuario Miguel Ángel Parra Mendoza y de ello fue notificada, oficialmente, la junta), cuyos propietarios demandaron al sindicato por poner la bandera rojinegra sin mandato judicial. Pero la junta le da la razón a Urrea.
Las rebanadas del pastel
Entonces, ¿quién medra con el conflicto en Notimex?