Ciudad de México. El antropólogo Guillermo Bonfil Batalla (1935-1991), considerado referente de la cultura mexicana contemporánea, será homenajeado este lunes a 30 años exactos de su fallecimiento.
Desarrolló una intensa labor académica y de investigación marcada por el compromiso social y político con la población indígena, y fue fundador de instituciones pilares.
Bonfil Batalla será el centro de una conversación entre Arturo Argueta, Alicia Barabas, Miguel Alberto Bartolomé, Maya Lorena Pérez, Diego Prieto, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología. Será transmitida por el canal de YouTube del INAH a las 12 horas.
El periodista Luis Hernández Navarro sostiene que Guillermo Bonfil “es uno de esos pensadores que adquiere actualidad, vigencia y pertinencia con el paso de los años. El momento cumbre de revaloración de su obra es 1994, con el alzamiento zapatista en Chiapas”.
Diego Prieto, titular del INAH, adelanta que la edición 32 de la Feria del Libro de Antropología e Historia (Filah) incluirá –en fecha por definir– un programa cultural dedicado al autor del célebre ejemplar México profundo: una civilización negada.
“La Filah reunirá mesas de discusión, seminarios, entre otras actividades para homenajear a Bonfil, cuya defunción –a los 56 años– simboliza la interrupción de una vida fructífera, que anunciaba enormes contribuciones pluriculturales para nuestro país.”
Hernández Navarro, coordinador de Opinión de este diario, describe al antropólogo como “personaje de frontera, de claroscuros. Fue un intelectual que sirvió de funcionario público; un creador de instituciones que terminó enfrentado o distante con las instituciones que formó.
“Fue un indigenista crítico del marxismo (pese a que en su juventud fue miembro del Partido Comunista Mexicano), que, aun de ser indigenista (la política de los no indios hacia los indios para asimilarlos), entendió la vía de la reconstitución de los pueblos originarios. Abrió el debate del México profundo, pero no avanzó en su defunción”.
El argentino Miguel Alberto Bartolomé explica a La Jornada que su colega y amigo “era partidario de una antropología solidaria, que se involucrara con los pueblos indígenas, que pasaron a ser un sujeto con el que se establecía un diálogo cultural, más que una extracción de información”.
Relata que junto con el antropólogo Rodolfo Stavenhagen y el sociólogo Pablo González Casanova, Bonfil integró una “corriente de pensamiento para cuestionar la política integracionista, que prevaleció durante tantos años, que consideraba a los pueblos indígenas y a las sociedades campesinas como sectores que debían ser trasformados radicalmente para lograr el desarrollo del país”.
El periodista y activista Gustavo Esteva define a Bonfil como “hombre generoso, abierto, alegre, lleno de las contradicciones de un complejo ser humano, una persona excepcional” y un político que “logró mantener un compromiso muy profundo con la gente de abajo, particularmente los pueblos indios, y con esa categoría tan general de los más oprimidos, que en nuestro país son mayoría”.
Además, “el Guillermo teórico, el hombre que se ocupa de sus exploraciones, que trabaja a fondo utilizando los medios técnicos y teóricos, que ha aprendido para revelar algo que lo horroriza: el racismo en que hemos estado viviendo en esta sociedad”.
Miguel Bartolomé describe dos dimensiones en el trabajo de Guillermo Bonfil: la obra escrita como investigador, antropólogo, académico y polemista, y su obra institucional, en la que “tuvo la rara capacidad de ser un funcionario contestatario”.
En la primera, sigue el investigador emérito del INAH, “cuestionó el indigenismo de integración que se practicaba en su época, y contribuyó a su desaparición; esa práctica desde los años 70 se llama etnocidio, y ahora está tipificado casi como delito, pero en aquel momento se consideraba un acto de civilización”.
Recuerda a Bonfil como “un hombre muy cálido, cordial y con gran sentido de humor”; fue su primer amigo mexicano. “Lo conocí en 1971, en la isla de Barbados. Formamos parte del conocido Grupo de Barbados, que firmamos y publicamos una declaración sobre la situación del indígena en América del Sur.
“Había sido invitado por los primeros ensayos que había publicado, en los cuales señalaba que el concepto de indio era una categoría de una situación colonial. Él, junto con todo este grupo de antrópologos, fue de los primeros que defendían el multiculturalismo o pluralismo cultural, tema que ahora, 50 años después, es lenguaje común.”