“México profundo está formado por una gran diversidad de pueblos y comunidades que constituyen la mayoría de la población del país. Lo que los une y los distingue del resto de la sociedad son sus maneras de entender el mundo y organizar la vida, su origen en la civilización mesoamericana, forjada aquí a lo largo de un dilatado y complejo proceso histórico”. La premisa anterior es con la que Bonfil Batalla rompió con las corrientes de su época para reivindicar la diversidad cultural en México.
En su libro más conocido, México profundo: una civilización negada, propone la creación de un proyecto de nación multicultural, donde la aceptación y el reconocimiento de los pueblos indígenas sean la base para forjar la realidad social, un ideal que sigue en construcción y debate, tras 30 años de su muerte.
El antropólogo, después de 500 años de la Conquista española, modificó la invención del indio: “Es una categoría colonial, aplicada indiscriminadamente a quien no era español. No se reconoce una vinculación histórica, una continuidad. Se piensa que murió asesinado –para unos– o redimido –para otros–. Sin embargo, son culturas que atraviesan procesos de resistencia, apropiación e innovación para sobrevivir.
“Nuestro pasado –describió– se asume en una desindianización, un proceso histórico a través del cual poblaciones, que originalmente poseían una identidad particular y distintiva, se ven forzadas a renunciar ante la presión de instituciones científicas e intelectuales que las asocian como símbolo de atraso y obstáculo a vencer.”
A lo largo de su vida académica y política, Bonfil se dedicó a analizar la coexistencia de dos formas de vida en México: el México imaginario, un proyecto extranjero y civilizatorio, y el México profundo, los grupos indígenas. Sobre todo, la situación colonial que sometía, marginaba y subordinaba al indio.
Estudió la manera de interactuar entre elementos culturales propios y ajenos. ¿Será posible crear culturas autónomas libres de poder establecer su propio proyecto de vida?, se preguntó tras una serie de reflexiones sobre la enajenación y dependencia.
El autor defendió la diferencia de cosmogonías, buscó desarrollar aportaciones teóricas que eliminaran las condiciones de dominación asimétricas y la explotación de las poblaciones indígenas y rurales. Para él, la importancia de adoptar una perspectiva sin prejuicios coloniales y occidentales era el principio para el respeto a la diversidad.
“La única salida posible, ardua y difícil sin duda, pero la única, es sacar del México profundo la voluntad histórica para formular y emprender nuestro nuevo proyecto civilizatorio”, afirmaba Guillermo Bonfil Batalla.