Santiago. Las elecciones primarias presidenciales en Chile concluyeron con las inesperadas y rotundas victorias de los candidatos Gabriel Boric, de la coalición de cinco organizaciones izquierdistas del Frente Amplio, y del independiente derechista Sebastián Sichel, de la oficialista coalición Vamos por Chile.
Ambos vencedores son absolutamente inesperados: Boric apenas logró a mediados de mayo reunir a toda carrera y en apenas semanas las 34 mil firmas que necesitaba para inscribirse como aspirante presidencial de su partido Convergencia Social. Mientras que Sichel, un diletante ex ministro piñerista que pasó por varios cargos gubernamentales y sin ningún arraigo organizacional consistente, se impuso contra toda posibilidad y por mucho al favorito de la centro derecha.
Boric -35 años, un ex dirigente de los estudiantes universitarios que en 2011 junto a los de secundaria protagonizaron masivas protestas por reformas al sistema educacional y que ahora es diputado-, se impuso con el 60 por ciento de las preferencias a Daniel Jadue, el candidato del Partido Comunista y reelecto alcalde por segunda vez de la populosa comuna de Recoleta, en Santiago, y que figuraba favorito en las encuestas.
Sichel, 46 años, un neoliberal renegado de sus orígenes demócrata cristianos y que pasó por diferentes agrupaciones antes de recalar en la derecha, venció al favorito aspirante Joaquín Lavín, de la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI); al ex ministro y ex diputado Mario Desbordes, del derechista partido Renovación Nacional (RN); y a Ignacio Briones, un recién llegado a la política, ex ministro de Hacienda piñerista y representante del neoliberal partido Evolución Política (Evopoli).
Con casi 95 por ciento de las mesas escrutadas, el pacto Apruebo Dignidad (Boric + Jadue) sumaba un millón 652 mil sufragios frente a un millón 276 mil del pacto Chile Vamos (Sichel + Lavín + Desbordes + Briones). Aproximadamente 55 por ciento la oposición frente a 45 por ciento de la derecha.
Lo de Boric y Sichel son verdaderos batacazos al establishment político. Nadie daba un peso por ellos hace apenas unos días, nunca fueron favoritos en las encuestas que erraron brutalmente una vez más, ambos enfrentando maquinarias de reconocida experiencia que operaban en su contra.
"Es una derrota, primero, para la derecha, que tuvo 45% de los votos frente al 55% de la izquierda; que se inclinaron frente a un independiente apoyado por los empresarios y los poderes fácticos. Segundo, es una derrota para el PC, que queda fuera de competencia cuando su líder encabezó por buen tiempo las encuestas. Cuarto, es un triunfo una nueva generación de políticos, jóvenes y con ideas innovadoras", opinó Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca.
"Lo que ocurre es el fin de un ciclo de políticos experimentados que dan paso a una nueva generación. Deberán romper desde el centro, no tienen más espacio. Seguramente, Sichel y Boric no descuidarán los extremos que forman parte de sus coaliciones, lo que podría abrir espacio en el centro para la candidatura de Unidad Constituyente (UC)", agregó Morales.
Lo de UC se refiere a la vieja Concertación, la coalición que integraron (e integran informalmente) los partidos Demócrata Cristiano, Socialista, por la Democracia y Radical, que por sus garrafales errores se quedaron sin competir este domingo y que ahora pretenden levantar una candidatura.
La analista Lucia Dammert, de la Universidad de Santiago, dijo que "la derecha votó por un independiente, más joven y menos vinculado con el pasado", mientras que en "en la izquierda, el sectarismo de Jadue le hizo mucho daño".
"Sichel logro mostrarse como independiente, alejado del pasado, representante de un chile meritocrático. Boric creció porque mostró que puede ser serio y además por su apertura para la conversación con otras fuerzas, mucho menos y eso ayuda".
Las elecciones presidenciales serán en noviembre.