El libro Una de ellas contiene ocho historias femeninas que describen el acoso sufrido en la calle, el sacrificio de una empleada doméstica que sueña con tener su propio negocio y se abre la ventana al pensamiento de sentirse deshabitada.
La escritora y editora Rose Mary Salum declara en entrevista que el hilo conductor de sus cuentos es que los personajes son mujeres que desarrollan su vida en el exilio, llegaron a un país angloparlante donde no necesariamente son bien recibidas, algunas sufren maltrato y no precisamente de los ciudadanos estadunidenses, sino de las mismas personas hispanas.
Publicados por la colección Dislocados, los ocho relatos breves muestran el rostro femenino de la migración. Subsiste una inquietante sensación de la “inminente, torva violencia que dice: ‘go!’”, igual que en el cuento “Agua densa”.
“Siempre concebimos la inmigración en el imaginario colectivo como un concepto masculino”, afirma la escritora mexicana. “Siempre está guiado por los hombres de México que salen a buscar una mejor vida, encontrar un trabajo. En estos cuentos se trata de mujeres que se ven a sí mismas frente a la migración, cómo se desarrollan dentro de este contexto masculino, en un país que no necesariamente les da la bienvenida y, pese a eso, pueden conseguir trabajo y relacionarse en un sitio donde además su idioma tampoco es bien recibido. En Estados Unidos, a pesar de ser multilingüe, no se acepta el español como parte del idioma oficial.”
El proyecto Dislocado abrió un espacio para “voces de los desplazados, los traslocados, los itinerantes y los nómadas que han dejado los bordes de sus naciones oriundas para asentarse en el norte”. Así se define en la página con las publicaciones de autores hispanoamericanos que escriben en español y residen en Estados Unidos.
Salum, editora y escritora, comenta que la iniciativa que impulsan la Universidad Rice y el sello Literal Publishing propone crear un archivo viviente con los libros en español, que se pueden descargar gratuitamente desde la página dislocados.org; además, plantea hacer objeto de estudio la forma en que el idioma, que navega constantemente, es afectado por la migración. Es una década de trabajo hasta ahora.
La directora y fundadora de Literal Publishing vive desde hace 20 años del otro de la frontera norte de México. “No había querido publicar en Dislocados, pero insistieron en la invitación. ¿Por qué no hacerlo?, si el tema es la dislocación del otro”.
En su opinión, “si la intención del libro Una de ellas es hablar de mujeres, migración e identidad, evidentemente la política está presente, se reflexiona sobre las relaciones en México y Estados Unidos, las cuales se traducen en los vínculos personales entre estadunidenses y mexicanos. Éste es un país de inmigrantes, pero, al mismo tiempo, tiene fobia hacia ellos. En la publicación también se habla de la nostalgia o la tecnología, pero sobre todo de la migración”.
Sus relatos encarnan las ideas que expresó en los textos contenidos en Tres semillas de granada: ensayos desde el inframundo, que publicó Vaso Roto en 2020. Parte de su análisis es sobre las connotaciones que trae consigo el idioma, pues es una cosmovisión del mundo, una forma de relectura de la realidad.
Declara con orgullo ser chilanga de nacimiento. Salum reconoce el reto de ser de otro país y crear en una nación distinta, sobre todo cuando el inglés es el idioma reconocido como oficial.
“Hay una migración de un idioma a otro que sucede de forma instantánea a lo largo del día, en un momento estás hablando en español, cambias al inglés; es una situación atípica.”
Salum es autora de los libros El agua que mece el silencio (2015), Delta de las arenas, cuentos árabes cuentos judíos (2013) y Entre los espacios (2002).
Reconocida con el Premio Interamericano Carlos Montemayor en 2017, promulga que “la intención es mostrar a Estados Unidos y al mundo angloparlante que en nuestros países tenemos una calidad de cultura que es igual que expresiones de otros países; que estamos a la par.
“Claro, me siento inserta en la tradición literaria de México, me siento parte de mi generación. Y, por otro lado, hay algo que ha cambiado y obligado a tener una distancia respecto de mi país, lo cual es también un reto que actúa desde el punto de vista de que estoy viviendo en Estados Unidos. Ha sido difícil, pero no imposible. Poco a poco vamos avanzando para que, justamente, exista la conciencia de que hay otra cultura en otro país, la cual es tan válida y tan buena como la angloparlante.”