La bailarina Rocío Alemán, originaria de Monterrey, se suma a la lista de artistas que han sobresalido en el mundo de la danza a escala mundial, ya que recientemente fue ascendida a primera bailarina de la compañía alemana Stuttgart Ballet, que dirige Tamas Detrich.
Al igual que otros bailarines en el extranjero, como Isaac Hernández o Elisa Carrillo, Rocío Alemán se ha esforzado por conseguir un lugar dentro del ballet.
La artista de 29 años, quien ahora ocupa la posición más alta dentro del Stuttgart Ballet, comenzó sus estudios en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey (ESMDM). En 2008 continuó su formación en la John Cranko Schule; posteriormente, en 2011 ingresó como aprendiz a la compañía alemana.
“Me siento muy bendecida y agradecida con mi director, Tamas Detrich, y con mi compañía por este ascenso. Ser bailarina principal es toda una responsabilidad; es llevar el nombre del Stuttgart Ballet y de mi país en alto y, a la vez, me compromete y me motiva a seguir creciendo como artista y a seguir ampliando mis horizontes”, comparte en entrevista con La Jornada.
Para la bailarina, es muy gratificante que actualmente, a pesar de la pandemia, en Alemania tienen la oportunidad de ofrecer funciones en vivo; en esas presentaciones tiene la posibilidad de participar en piezas de grandes coreógrafos, como Jiri Kylián, William Forsythe, Hans van Manen, Marco Goecke, Christian Spuck y Edward Clug, entre otros.
En la temporada 2021/2022, adelanta que la compañía presentará ballets como Oneguin y La fierecilla domada, de John Cranko; Mayerling, de Kenneth Macmillan, y La bella durmiente, de Marcia Haydée, así como piezas de Johan Inger, entre otros.
“En esta nueva etapa en mi vida como primera bailarina, me gustaría interpretar papeles principales que requieran mayor nivel de madurez artística y personal. Por mencionar algunos, Tatiana en Oneguin, de John Cranko, y Margarita Gautier en La dama de las camelias, de John Neumeier”, explica Alemán en la entrevista realizada vía correo electrónico.
Al recordar sus inicios en la danza, la regiomontana sostiene que desde pequeña le interesó el ballet y siempre insistió a su familia en estudiar en alguna academia de ballet. “A los nueve años finalmente ingresé a una academia y tuve mi primer contacto con la danza.
“Nadie en mi familia se había dedicado a esto, por lo que no sabíamos que contaba con un talento para dedicarme al ballet de forma profesional. Lo descubrimos en el momento en el que la directora de la academia, la maestra Rosalinda Ortegón, comentó con mis papás que había captado en mí ciertos dotes naturales y que me sugería audicionar en la ESMDM.
“Una vez que ingresé a esa escuela mi vida tuvo un giro. Mi niñez no fue común, ya que tuve que renunciar a muchos compromisos personales y tuve que aprender a organizar mis tareas escolares en conjunto con las exigencias y las actividades que el ballet me pedía; pero, la verdad, es que nunca lo vi como algo negativo, si no como que me ayudaría a alcanzar mis objetivos.”
Alemán recuerda que en sus inicios también tuvo la oportunidad de asistir a varios concursos como el YAGP México, donde le ofrecieron diferentes becas para continuar con su formación en el extranjero; así, en 2008, llegó a la Jonh Cranko Schule, en Stuttgart, Alemania, donde estudió tres años y se graduó en 2011.
A lo largo de su trayectoria, la bailarina asegura que lo más gratificante que le ha dado la danza es “poder tocar el corazón de las personas mediante interpretaciones y proyectos, así como compartir mis horas de trabajo con grandes artistas internacionales”.
Añade que siempre tuvo el sueño de ser primera bailarina, y durante todos estos años ha trabajado mucho. “Estoy sumamente agradecida con la vida y por el apoyo incondicional que siempre recibo de mi familia, directores, maestros y amigos; sin ellos, esto que estoy viviendo no sería posible”.