Si algún día salimos de la barbarie y nos convertirnos en un país desarrollado, sano, culto, digno y humanista, entenderemos la importancia de cuidar a la niñez, y sentiremos mucha vergüenza por haber sido cómplices silenciosos del gobierno, al permitir estos años brutales de maltrato y abandono.
“¿Qué tiempos son estos –preguntaba Bertolt Brecht– en los que tenemos que defender lo obvio?” Éticamente, dejar morir es lo mismo que matar. Dejar morir a los niños enfermos de cáncer equivale a matarlos, a negarles la esperanza y la probabilidad científica de vida. Porque no hay razón alguna que pese más que la voluntad política si se quisiera evitar tan cruel sentencia. Además siete de cada 10 niños no tienen sus vacunas básicas.
“No hemos de aceptar lo habitual como hecho natural –reco-mienda Bertolt Brecht otra vez– porque en tiempos de desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar”. Pero no sólo los niños con cáncer viven hoy una tragedia: la mayoría de menores mexicanos viven otras condenas derivadas del nulo interés del gobierno por la niñez y de la falta de cumplimiento de las leyes que protegen sus derechos.
Cada día en México son asesinados siete menores de edad/ En todo el país, hay 3.3 millones de niños y adolescentes que participan en trabajos peligrosos/ La pobreza en la infancia es sufrimiento y cancelación de futuro: de los casi 40 millones de niños y niñas adolescentes que habitan en México, más de la mitad sobrevive en la pobreza y 4 millones en pobreza extrema/ El 91 por ciento de niñas, niños y adolescentes indígenas son muy pobres/ Anualmente, casi 10 mil niñas entre 10 y 14 años se vuelven madres/ Casi cuatro de cada 10 adolescentes de entre 15 y 17 años están fuera de la escuela/ 4.5 millones de niñas y niños no acceden a la educación básica/ Uno de cada 10 menores de cinco años en México padece desnutrición crónica/ Han experimentado algún tipo de violencia seis de cada 10 niños y niñas / El secuestro, la desaparición forzada, la trata de personas para la prostitución y la pornografía infantil, así como la cooptación de menores por parte de grupos delincuenciales amenaza a la infancia pobre de todo el país.
Los niños existen y en ellos se construye o se destruye el futuro.