Los empresarios deben asumirse como actores de cambio con un compromiso social para terminar con injusticia, defender los derechos humanos de los trabajadores y propiciar mejores condiciones de vida para la población, aseguró Luis Arriaga Valenzuela, rector del ITESO, la Universidad Jesuita de Guadalajara.
En entrevista con La Jornada, el rector de esa casa de estudios resaltó el papel que juega la academia respecto de la formación de los empresarios tras la pandemia de Covid-19, situación que ha mostrado el contexto social y las carencias de la sociedad.
Previo a la realización del 26 Foro Mundial de la International Association of Jesuit Business Schools, titulado “El futuro de la educación de negocios: sirviendo al mundo con educación de negocios inspiradora”, el rector del ITESO comentó que la primera respuesta a la discusión de la temática del foro es que “los empresarios deben asumirse como actores de cambio con una visión de negocios comprometida con la sociedad y con los retos que tiene con el medio ambiente, la justicia, los derechos humanos y para lograr mejores condiciones de vida para la gente”.
Apuntó que si bien se busca construir un nuevo paradigma desde la formación académica, también debe plantearse en general para el país y a escala mundial, pues el actual modelo de vida se basa en el “consumo desmedido y la acumulación a costa de deterioro ambiental o del bienestar de la mayoría.
“Por esa razón las escuelas de negocios tienen que asumir compromisos claros con la sociedad y el empresario del futuro, el que forman universidades jesuitas, debe de estar comprometido con la sustentabilidad, con la garantía de derechos laborales, con la promoción de la equidad, la de género y con el logro de formar una sociedad más inclusiva, más humana”, apuntó.
El encuentro, que se realizará de manera virtual del 20 al 22 de julio y que congrega a 189 universidades jesuitas que existen en 52 países de los cinco continentes, busca ser un llamado para promover la construcción de una economía social y que se reflexione sobre el papel del empresario como agente de cambio social arraigado en el compromiso con la comunidad.
Destacó que es necesario “cerrar heridas de un modelo económico que sólo privilegia las ganancias sobre el beneficio social”, como se demostró con la emergencia sanitaria.
“Creo que las universidades están llamadas a cerrar las grandes brechas que existen para las desigualdades que tiene nuestro mundo”, precisó.
El también presidente de la Asociación de Universidades Jesuitas en América Latina comentó que la institución educativa que representa ha acompañado a 534 empresas a sobrevivir tras el Covid-19, pues las pequeñas y medianas (pymes) fueron las más afectadas por la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía sólo sobrevivieron a la pandemia 3.4 millones de los 4.9 millones de unidades económicas clasificadas como pymes.
Agregó que muchas empresas tuvieron que cerrar porque no tuvieron más opción, pero el ITESO ha tratado de acompañar a esos negocios para evitar su cierre.
Relató que al iniciar la pandemia, siguiendo la tradición de las universidades jesuitas en materia de compromiso social, sobre todo con los sectores más desfavorecidos, impulsaron acciones como la creación de una mascarilla incluyente, con la que se pudieran leer los labios y además se fabricó con materiales biodegradables.
El rector concluyó que el apoyo de los gobiernos es fundamental para impulsar el modelo sustentable de las empresas que las universidades jesuitas proponen en beneficio de la población.