Hiroshima. Tokio entró en la recta final para el inicio de los Juegos Olímpicos, con poca algarabía a una semana de la ceremonia inaugural, mientras los contagios de coronavirus crecen en la capital japonesa. En medio de protestas y voces de rechazo fue el recibimiento para Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), en su visita a Hiroshima en el inicio de la Tregua Olímpica, donde las autoridades informaron la desaparición del pesista ugandés Julius Ssekitoleko, cuando se entrenaba en Osaka, y la de un miembro de la delegación nigeriana hospitalizado por Covid-19.
El titular del COI –acompañado por Seiko Hashimoto, responsable del comité organizador de Tokio 2020– depositó una corona de flores y guardó un minuto de silencio bajo la lluvia frente al Memorial a las víctimas de Hiroshima. Se podían escuchar las débiles voces de los manifestantes, que estaban lejos de la zona, gritando “¡Vete a casa Bach!” y “¡No es bienvenido aquí!”
Docenas de manifestantes fueron vistos cerca de la Cúpula de la Bomba Atómica con carteles con lemas como “Cancelen los Juegos Olímpicos” y “Bach, no”.
“La situación del Covid-19 está empeorando, no ha terminado, y me pregunto por qué tiene que seguir adelante”, afirmó Sayuri Yamada, quien se identificó como trabajadora de la salud, pero no estaba entre los activistas.
Takayoshi Kayano, quien dijo que trabaja en una oficina, respetó el derecho de Bach a visitar la ciudad, aunque planteó otros problemas.
“Creo que está bien albergar los Juegos, sin embargo la política de que no haya espectadores es un poco decepcionante”, manifestó. “A mí me parece que el COI está enfocado sólo en ganar dinero”.
El costo oficial de la cita olímpica es de 15 mil 400 millones de dólares, aunque las auditorías gubernamentales han sugerido que la cifra real es mucho mayor. Todo el presupuesto, a excepción de 6 mil 700 millones, es dinero público.
El vicepresidente del organismo internacional, John Coates, visitó también Nagasaki, la segunda ciudad alcanzada por una bomba atómica estadunidense en 1945.
Bach y Coates se han reunido a diario con funcionarios japoneses, repitiendo el mensaje de que la cita olímpica será “segura”.
En tanto, las autoridades locales reportaron la desaparición de un deportista ugandés que entrenaba con su equipo cerca de Osaka. Se trata del levantador de pesas Julius Ssekitoleko, de 20 años, quien no se presentó para efectuar un test diario anti-Covid y fue reportado a la policía para iniciar las investigaciones tras constatarse que no se encontraba en el hotel de la ciudad japonesa de Izumisano.
Ssekitoleko formó parte del primer grupo de nueve deportistas, entrenadores y directivos ugandeses que llegaron a Japón a mediados de junio y en el que dos personas, que no eran atletas, dieron positivo al Covid poco después. Todo el equipo fue puesto en cuarentena inmediatamente.
Un miembro de la delegación nigeriana se convirtió en el primer visitante hospitalizado con coronavirus, informó el canal local Asahi. El Covid-19 ha infectado a un número cada vez mayor de atletas y otras personas relacionadas con los Juegos.
La capital japonesa estará en estado de emergencia mientras dure el certamen, y los organizadores han impuesto estrictas pruebas y límites a las actividades de los integrantes de las delegaciones para tratar de calmar la preocupación del público japonés, que en su mayoría quería que los Juegos se cancelaran.