Pobladores de Kinchil, Celestún y San Fernando, en Yucatán, alistan una consulta indígena para definir si revocan las operaciones de las granjas porcícolas “que mantienen contaminados los suelos de nuestros territorios”.
En conferencia de prensa virtual, Carlos Llamá, de Kinchil, denunció que durante la pandemia de Covid-19, la empresa Kekén construyó dos granjas más en este poblado, “cuando todo mundo estaba resguardándose”, por lo que ahora tienen un total de seis.
Alberto Rodríguez, de Ceslestún, manifestó que “esta granja Kekén vierte sus aguas negras al suelo, que se filtran al manto freático, (éstas caen) directamente sobre la lluvia estancada y, con el paso del tiempo, el declive natural lleva hacia la costa esta agua, que ya contienen las orinas y los desechos de los cerdos”.
Los representantes informaron que la consulta está en la fase informativa y el ejercicio de participación se realizará el 25 de julio.
Los comités mayas señalaron que con esta exigencia quieren cambiar la relación con el estado para que respete sus derechos.