Es una vergüenza el trato que se ha dado a los trabajadores jubilados y sindicalizados de Mexicana de Aviación, otrora línea insignia de nuestro país que fue destrozada por empresarios y gobierno federal en el eterno cuan onerosísimo circuito estatización-privatización-restatización-reprivatización, sólo para que México se quedara sin esa “bandera” y el erario perdiera miles y miles de millones de pesos en la aventura de “salvamento” de los amigos del régimen.
Transcurridos alrededor de 11 años (se cumplen el próximo 28 de agosto) desde la quiebra artificial de Mexicana de Aviación, 8 mil 500 trabajadores y 700 jubilados de la aerolínea, de la noche a la mañana se quedaron en la calle, en total desamparo, y es fecha que nadie resuelve esta situación, mientras Gastón Azcárraga, cabeza visible de la más reciente privatización de la aerolínea (con Fox) y de su canibalización y concurso mercantil (con Calderón) y la quiebra formal (con Peña Nieto), goza de cabal impunidad. Y todo el quebranto empresarial fue asumido por el Fobaproa.
La Jornada (César Arellano García) lo reseñó así: “la Asociación de Jubilados, Trabajadores y ex Trabajadores de la Aviación Mexicana (Ajteam), demandaron una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador para abordar el tema de la restitución de fondos de pensiones y jubilaciones, motivo por el cual este gremio inició un proceso legal en contra de Grupo Posadas, propiedad de Gastón Azcárraga, quien llevó la empresa a la quiebra.
“En conferencia de prensa en la cafetería que mantienen desde hace seis años frente a los mostradores de esa aerolínea, en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, Fausto Guerrero Díaz, presidente de la Ajteam, señaló que hoy miércoles se reunirán con personal de Atención Ciudadana del gobierno federal. Esperamos el apoyo del Presidente para que se haga justicia sobre quienes verdaderamente son responsables del quebranto de Mexicana de Aviación que son el Grupo Posadas y Gastón Azcárraga”.
En tanto, la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, pidió que “a esta compa-ñía y a todos los empleados se nos haga justicia. Solicitamos al gobierno que cumpla su palabra; no fue quien quebró a la empresa, pero sí está en sus manos resolver todo este problema ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje”.
En este espacio se ha comentado que Salinas de Gortari reprivatizó Mexicana de Aviación (también Aeroméxico, con el defraudador Gerardo de Prevoisin como cabeza visible, quien aportó 8 millones de dólares a la campaña electoral de Zedillo); ya en la Presidencia, éste la “rescató” junto con Aeroméxico, vía Fobaproa); Fox la reprivatizó y la regresó a la misma familia que anteriormente la quebró (la de Gastón Azcárraga); Calderón protegió a este empresario, mientras su secretario del Trabajo, Javier Lozano, destazaba los contratos colectivos de la aerolínea y, como secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas intentaba limpiar el estercolero; y Peña Nieto lo mantuvo impune, le canceló la orden de aprehensión (Alberto Elías Beltrán, encargado de la PGR) y a los trabajadores de la aerolínea los mantuvo en la calle.
Aquel 28 de agosto de 2010, cuando estalló la bomba y Gastón Azcárraga “desapareció” –protección gubernamental de por medio–, el siempre cínico secretario calderonista del Trabajo, Javier Lozano, uno de los responsables de que al personal de Mexicana de Aviación lo mantuvieran penando y en el suelo, aseguraba que “no descansaré hasta verlos de nueva cuenta volando” (a la línea aérea y a sus trabajadores). Once años después, la situación sigue exactamente igual.
Cierto es que desde prácticamente el inicio de su mandato, el presidente López Obrador se comprometió a resolver esta situación. El problema es que se lo encargó a la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, y es la hora que nada soluciona.
Las rebanadas del pastel
Si Estados Unidos no quiere comerciar con Cuba está en su derecho, pero donde lo viola descaradamente es cuando obliga (mediante una telaraña de reglamentos gringos de “alcance internacional”), amenaza y condiciona a terceras naciones que hagan lo mismo, so pena de ser ellas las “castigadas” por el mazo imperial. Bien lo dice López Obrador: si en realidad se quiere ayudar a la mayor de la Antillas, que cese el bloqueo. Y pone el ejemplo: México enviará comida, vacunas y medicamentos a la isla.