“Nosotros no perseguimos a nadie por razones políticas”, y si Ildefonso Guajardo tiene la conciencia tranquila porque “el que nada debe, nada teme, no debe preocuparse. Si no tiene nada ilegal, si él es una gente honesta, qué se puede preocupar”, respondió el presidente Andrés Manuel López Obrador al reproche del secretario de Economía en el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien se asumió víctima de una consigna desde Palacio Nacional.
En su tierra, Villahermosa, donde se presentó a la región militar para encabezar una reunión de su gabinete de seguridad y realizar su habitual conferencia de prensa, el mandatario dijo sentirse tranquilo porque “hay muchos, mujeres y hombres, para el relevo (presidencial); están en el gabinete, gobernadores, dirigentes parlamentarios, todos, todos, tienen posibilidad, ahora sí que ya no hay tapados. ¡Yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo, esa es la regla, la gente va a decidir en su momento!”
En torno a Guajardo, quien fue uno de los personajes más cercanos a Peña Nieto, y a quien la Fiscalía General de la República (FGR) acusa de enriquecimiento –por lo menos al día de hoy– inexplicable, el Presidente fue enfático: “No es mi fuerte la venganza. Si hay algún asunto judicial, pues tiene que ver con la fiscalía y es cosa de aclararlo. Aquí hay dos cosas: Una es la acusación judicial, y esa se atiende. Y la otra es la conciencia de cada quien, lo más importante es la tranquilidad de conciencia. Entonces, si él tiene tranquila su conciencia, pues lo demás es lo de menos”.
De tal forma, se desmarcó de la investigación judicial sobre Guajardo: “No es un asunto que se decida en Presidencia. Nosotros hemos dado la instrucción de que no haya corrupción, que no haya impunidad, y que cuando se conoce de un presunto delito se tiene que denunciar, no debe ocultarse nada. Es cero corrupción y cero impunidad, sea quien sea. El Presidente no puede ser rehén de nadie”.
Ponderó que, a pesar de la adversidad, derivada de la pandemia, la gente no perdió la fe, y describió sentirse tranquilo porque “hay muchos, mujeres y hombres, para el relevo (presidencial), hay muchos. Todos, los que están en el gabinete, gobernadores, todos tienen posibilidad, dirigentes parlamentarios, todos, todos, tienen posibilidad, ahora sí que ya no hay tapados”.
En un paso críptico reiteró la inexistencia del tapado, pues “yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo, esa es la regla, la gente va a decidir en su momento en forma libre, democrática, quién debe representarnos en lo que corresponde al movimiento progresista, liberal, con dimensión social, pero eso será en su momento”.
Se despidió describiendo las delicias para almorzar en lo que dice es su agua (su terruño, su tierra): “El chanchamito, son empanadas de saben quién (rió), tostones, torrejas, tamalitos de chipilín, un chocolate que sólo se toma aquí, entonces ya”.