Londres. Los ataques racistas en redes sociales contra tres jugadores ingleses afrodescendientes que fallaron los penales en la final de la Eurocopa 2020 provocaron indignación entre deportistas, aficionados e incluso en las más altas esferas de la política británica.
La primera reacción de rechazo a esos ataques surgió de la federación inglesa de futbol, que preside el príncipe Guillermo, y se amplificó con la condena del primer ministro británico Boris Johnson.
“Los jugadores de esta selección de Inglaterra merecen ser tratada como héroes y no agredidos racialmente en las redes sociales. Los responsables de esos horribles ataques deberían avergonzarse de sí mismos”, tuiteó Johnson.
En rueda de prensa, el técnico nacional, Gareth Southgate, calificó de “imperdonables” los ataques.
“Una parte de estos insultos viene del extranjero, según nos han dicho, pero otra parte viene de este país”, añadió.
Si bien los seleccionados ingleses han utilizado sus plataformas para proyectar solidaridad, activismo e inclusión en los meses recientes, esos ideales están lejos de ser adoptados por todos aficionados.
La policía de Londres, además de condenar los insultos hacia Marcus Rashford, Jadon Sancho y Bukayo Saka, investiga los mensajes “ofensivos y racistas”.
Un vocero de Facebook indicó que “eliminó los comentarios y las cuentas que insultaron a los futbolistas ingleses” y prometió “seguir tomando medidas contra aquellos que violen nuestras reglas”.
La intolerancia no sólo cobró relieve en el anonimato de las redes. Un mural con la imagen de Rashford en un café en Manchester fue vandalizado con un grafiti racista tras el partido. Sin embargo, la comunidad acudió al lugar y cubrió las pintas con corazones y mensajes de apoyo a los futbolistas.
“Es totalmente inaceptable que los jugadores tengan que aguan-tar un comportamiento tan aberrante. Debe pararse ya y los involucrados han de rendir cuentas”, reprochó Guillermo.