Esta edición de Cannes será recordada por las pruebas obligatorias de Covid 19, el uso de mascarillas, la disminución de acreditados… y la decepción provocada por cineastas alguna vez estimables.
El culpable en esta ocasión es el estadunidense Wes Anderson, quien estrenó aquí The French Dispatch (La crónica francesa), un notable cambio negativo en su cine. Todo gira en torno a la publicación titular, una ficticia revista gringa editada en un pueblo francés llamado Ennui. Es elocuente que esa palabra signifique tedio.
La película está dividida en viñetas –o sea, supuestos artículos de la revista– básicamente absurdas e incomprensibles, pobladas por un reparto multiestelar que incluye a actores al parecer ubicuos, como Tilda Swinton o Willem Dafoe, así como al imprescindible Bill Murray. Aunque agradable a la vista, alternando entre el color y el blanco y negro sin sentido un aparente, la producción acaba por ser preciosista, hueca, incluso pedante. Anderson nunca se había ganado esos adjetivos en sus anteriores esfuerzos. Algunos colegas simplones se reían con las teóricas ocurrencias; otros permanecíamos en silencio consternado.
(Por cierto, The French Dispatch marca la primera aparición de la francesa Léa Seydoux en esta competencia. La actriz figura en otras tres películas de la sección oficial, lo cual debe ser un récord. Ahora bien, se rumora que no podrá asistir al festival por haber sido declarada positiva a Covid).
La otra película en competencia resultó incluso peor. La rusa Petrovy v grippe (La gripe de Petrov) ostenta el dudoso mérito de reproducir la sensación de malestar gripal. Saturado de color verde vómito, el quinto largometraje de Kiril Serebrennikov es un delirio lleno de planos-secuencia cuyo argumento es un enigma. Al menos hasta donde lo dejé, que fue como a la hora de duración. A estas alturas uno ya no tiene paciencia.
Según se sabe, Serebrennikov se encuentra en arresto domiciliario y, obviamente, tampoco podrá asistir a Cannes. Resulta feo decirlo, pero si va a seguir haciendo cine en ese tenor, ¿no habrá chance de mantenerlo en casa?
Uno se asoma a otras secciones, a ver si mejora la cosa. Así, se asistió al estreno de JFK Revisited: Through the Looking Glass (JFK revisitado: a través del espejo), nuevo documental de Oliver Stone sobre su obsesiva necesidad de probar que el asesinato del presidente Kennedy fue una conspiración. Aprovechando que desde 1991, cuando se estrenó JFK, nuevos archivos han sido desclasificados, el realizador abunda en datos sobre cómo se escamotearon documentos y testimonios fundamentales en lo que, según él, ya no es una teoría, sino una certeza. Bajo la tesis central de que Kennedy hubiera sido un santo proveedor de paz mundial y democracia, de no haber sido asesinado por la extrema derecha estadunidense, Stone comprueba también que se pasa de ingenuo.
Twitter: @walyder