En el norte de la ciudad abrió sus puertas Casa Lázaro, un albergue para personas en situación de calle o de extrema vulnerabilidad, con el propósito de brindar un lugar dónde vivir y comer, además de la oportunidad de “sentirse en familia” con la oportunidad de una reinserción integral a la sociedad.
En conferencia de prensa, la directora de la organización Lázaro México, Tatiana Galindo, explicó que Sándalo número 111 en la colonia Santa María Insurgentes es el domicilio del primer hogar que dicho colectivo internacional abre en el continente, y fue adaptado para alojar a 10 personas en cuartos individuales.
De acuerdo con la promotora de causas altruistas, se calcula que tan sólo en la Ciudad de México hay alrededor de 15 mil personas en condición de calle que enfrentan circunstancias precarias de supervivencia, pues 80 por ciento de ellas sólo comen una vez al día y no están incorporadas a ningún esquema de atención médica.
Asimismo, se estima que 25 por ciento de quienes llegan niños a esa situación social mueren sin dejar la calle; la mayoría no vivirán más de 50 años, y al menos uno de cada 10 fallecerá víctima de alguna situación de violencia.
“Lázaro México surge como una respuesta a esa realidad y en la búsqueda de una solución integral. La finalidad es que logren reinsertarse a la sociedad, no sólo para tener un trabajo con el que financien alimentos y un techo en renta, sino que realmente se sientan parte de una familia, se sepan personas amadas y dignas”, indicó.
El sitio, que comenzó actividades el 1º de mayo pasado, da refugio a 10 usuarios y voluntarios, y ante la crisis económica que se agudizó con la pandemia de Covid-19, abrió un comedor en el cual los sábados y domingos atiende de forma gratuita a unas 150 personas cada día, además de brindar servicios de consulta médica, siquiátrica y legal, mediante alianzas con otras organizaciones. Hasta ahora, ha apoyado de esta forma a más de 800 solicitantes.
De igual forma, Casa Lázaro ofrece talleres para que sus usuarios estudien y aprendan algún oficio, además de proyectos productivos para autoconsumo y generación de recursos económicos para el albergue, entre ellos un huerto hidropónico de lechugas y una iniciativa de venta de gelatinas.
A decir de los responsables del lugar, existe la posibilidad de abrir una segunda Casa Lázaro en la colonia Anzures, además de que podría aceptar peticiones de llevar el modelo también a las ciudades de Guadalajara y Monterrey, pero ello depende de la disponibilidad de los recursos que proporcionen sus donadores.
Durante la presentación del proyecto, Enzo, uno de los usuarios del albergue, narró que tras vivir una “brutal discriminación” por ser adulto mayor en situación de calle, llegó al inmueble de Sándalo 111, donde “no me juzgaron ni me señalaron”, y encontró amigos que ya se convirtieron en su familia.