Zacatecas, Zac., Zacatecas está sumido en una ola de violencia criminal. El estado ocupa el segundo lugar en homicidios dolosos, con una tasa de 7.4 por cada 100 mil habitantes, sólo superado por Baja California, con 7.5, cuando el promedio nacional es de 2.3, al 31 de mayo pasado, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
En el caso de Zacatecas, la violencia generada por la disputa entre cárteles de la droga, que se inició hace unos 15 años, se disparó en los últimos dos. Según la SSPC, de enero a junio de 2020, en la entidad se perpetraron 461 ejecuciones; en el mismo periodo de 2021 suman 776, 40 por ciento más. En los primeros 10 días de julio se contabilizaron más de 60.
La posición geográfica de la entidad, en el centro-norte de México, es considerada de privilegio para las actividades agropecuarias y comerciales; sin embargo, se ha convertido en territorio codiciado por los principales grupos delictivos debido a su escasa y dispersa población (un millón 622 mil habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía), alta migración, pocas ciudades importantes y centenares de rancherías, además de una débil presencia de corporaciones de seguridad pública.
El estado colinda al sur con Aguascalientes y Jalisco, al poniente con Nayarit, al norte con Durango, Coahuila y Nuevo León y al oriente con San Luis Potosí.
Alianzas criminales
Las bandas criminales que pelean territorios en 75 mil kilómetros cuadrados, distribuidos en 58 municipios, son al menos cinco: cártel del Noreste y Los Talibanes (ambos escisiones de Los Zetas); cárteles del Golfo (CDG) y Jalisco Nueva generación (CJNG), así como la facción MZ del de Sinaloa, es decir, la controlada por Ismael El Mayo Zambada.
El priísta Alejandro Tello gobierna Zacatecas desde septiembre de 2016 y concluirá su mandato en septiembre próximo.
En menos de cinco años de gestión ha designado tres secretarios de Seguridad Pública: el ex general Froilán Carlos Cruz (un año), luego el ex policía federal Ismael Camberos Hernández (tres años y tres meses), y en los últimos 10 meses, Arturo López Bazán, ex agente federal condecorado por el ex presidente Enrique Peña Nieto y ex comisionado de la Guardia Nacional.
Fue en la gestión de López Bazán cuando aumentaron las ejecuciones entre grupos rivales, así como los ataques contra policías y mandos de corporaciones municipales y de la Policía Estatal Preventiva.
La Jornada solicitó a López Bazán una entrevista desde el 30 de junio; sin embargo, el funcionario no atendió la petición.
Arturo López ha sido criticado por comandantes de la corporación que encabeza. El sábado pasado, la senadora Claudia Anaya, ex candidata del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura, pidió su renuncia con el argumento de que “desde su llegada nada ha mejorado, por el contrario”.
Otros integrantes del gabinete de seguridad pública describieron, en términos generales, el panorama de las organizaciones delictivas en Zacatecas y sus vínculos, bajo condición de anonimato.
Según las fuentes consultadas, en el estado se han tejido dos alianzas criminales importantes: el cártel del Golfo se unió al de Jalisco, y Los Talibanes hicieron lo propio con el de Sinaloa (CDS). Las cabezas de estas coaliciones son los grupos delincuenciales de Jalisco y Sinaloa.
Por regiones, se asegura que el cártel de Sinaloa-MZ, ya controla todos los municipios del norte y noroeste de Zacatecas, es decir, las regiones limítrofes con Durango, Coahuila y Nuevo León. También las del sur de Zacatecas, que colindan con Aguascalientes.
Pero en el sureste de la entidad, en la región de los cañones de Jalpa y Tlaltenango, el predominio hasta ahora es de CJNG y CDG, desde los municipios limítrofes con Jalisco y Nayarit hasta el centro del estado, donde aún tienen presencia importante, aunque el cártel de Sinaloa les quiere arrebatar esas posiciones, lo que ha recrudecido la pugna.
Aterrorizan sicarios montes y ciudades
La principal zona de guerra por ahora está en las sierras de Zacatecas, en el occidente del estado, región que se convirtió en una suerte de “patio trasero” de los estados de Jalisco, Nayarit y Durango, es decir, los territorios naturales de las organizaciones criminales más poderosas, CJNG y cártel de Sinaloa, encabezadas respectivamente por Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho, e Ismael El Mayo Zambada García.
Antaño Zacatecas fue un territorio intermedio, “neutral” para los cárteles rivales, donde sólo se sembraban enervantes y se transportaba droga, incluso con aeropistas clandestinas, pero no una zona de refriegas, en lo que se han convertido las sierras de los municipios de Jerez, Monte Escobedo, Valparaíso y Sombrerete.
Se ha vuelto frecuente el avistamiento de caravanas de entre 20 y 100 vehículos con hombres armados, tanto del CJNG como del CDS, en busca de sus contrarios, y asegurando territorios ya ganados.
Los enfrentamientos son cada vez más frecuentes y cruentos, imposibles de controlar para el gobierno estatal y los municipios. Ninguna corporación local tiene la fuerza suficiente para contenerlos.
Integrantes del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional patrullan todo el estado, pero no se ha sabido que enfrenten a los pistoleros que viajan en convoyes por distintas regiones. Y si lo hacen, no informan sobre los resultados.
Mientras, los cárteles han sembrado el terror en decenas de municipios y pequeñas comunidades rurales, de donde incluso han expulsado a sus habitantes.
En los municipios de Valparaíso, Monte Escobedo, Jerez, Tepetongo, Chalchihuites y Jiménez del Teúl, decenas de familias se han visto forzadas a abandonar casas, parcelas y ranchos.
Los cárteles también aterrorizan las tres principales zonas urbanas de la entidad: Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas, donde además de las ejecuciones cotidianas, con personas acribilladas a tiros, colgadas de puentes o clavadas en árboles o cruces, también prevalecen la extorsión, el cobro de piso y los secuestros.