Nueva York., Dos días después de que lluvias torrenciales y relámpagos hicieran huir a los invitados en busca de refugio y obligaran a Jean-Raymond a posponer la presentación de su esperada primera colección de alta costura, salió el Sol el sábado y la multitud regresó; fue recompensada con un espectáculo enormemente imaginativo y visualmente audaz que desdibujó las líneas entre la moda y el arte, y rindió homenaje al ingenio de los inventores negros que la historia a menudo pasa por alto.
Estaba el vestido de crema de cacahuate, literal, un frasco enorme y suave esculpido con el material. Había una impresionante capa de rodillos calientes, de la cabeza a los pies, un cono de helado con grietas, así como una unidad de aire acondicionado, un teléfono móvil antiguo y un trapeador de cocina.
También había un vestido de pantalla de color rosa pastel, con flecos de pedrería, un tablero de ajedrez, una silla plegable y una tapa de botella. Cada traje era una obra de escultura sofisticada. Otras de las creaciones eran un refrigerador con imanes de letras de colores que componían la frase: “¿Pero quién inventó el trauma negro?”
Asimismo, hubo bailarines, un músico de rap, una sección de cuerdas y una lección de historia de Elaine Brown, activista, escritora y ex líder del Partido Pantera Negra.
Jean-Raymond, cuyos programas siempre entrelazan sus ideas sobre la moda con las de la cultura, la raza y la sociedad, en una entrevista posterior al programa señaló que su objetivo era “resaltar los inventos de los negros y mostrarlos de una manera no tradicional”, involucrando 3D, construcción y escultura.
Todos los espectáculos de Pyer Moss, cuyo director creativo es Jean-Raymond, despiertan gran interés, pero en éste fue mayor, porque el diseñador es el primer afroestadunidense invitado por la Chambre Syndicale de Francia para mostrar una colección en la Semana de la Alta Costura de París; el desfile se transmitió en vivo, con funcionarios parisinos que extendieron la reunión para acomodar la pasarela reprogramada.
El escenario fue Villa Lewaro, una mansión de principios del siglo XX en la frondosa Irvington, Nueva York, construida por Madam CJ Walker, hija de padres esclavizados.
“La riqueza de la señora CJ Walker era más que dinero”, escribió Jean-Raymond en las notas del programa. “La prosperidad negra comienza en la mente, en el espíritu. Sabía que ninguna cantidad de dólares podría pagar el precio de la libertad, que las hojas verdes de papel y las monedas de cobre nunca podrían reparar almas, sanar corazones o deshacer el mal que hemos soportado”.