La crisis económica provocada por la emergencia sanitaria ha colocado en una situación de vulnerabilidad a las personas que rentan o pagan hipoteca de la vivienda que habitan, ya que en muchos casos debido a la falta de recursos no han podido hacer frente a sus obligaciones. De acuerdo con un sondeo realizado por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM y la Coalición Internacional del Hábitat, una de las principales razones por las que capitalinos han cambiado de domicilio es por las dificultades para continuar con el pago de la renta.
Antonio Azuela, investigador del IIS de la UNAM, adelantó a La Jornada algunos de los resultados sobre el sondeo realizado del 10 de marzo al 31 de mayo pasado, en el que participaron 461 personas. Indicó que 58.4 por ciento de los que cambiaron de domicilio lo hicieron por problemas para hacer el pago de renta, y otro 54.1 por ciento tuvo que pedir prestado para pagar. “Eso significa que funcionaron las redes sociales de apoyo, sobre todo la familia”.
No obstante, añadió, si bien los familiares sirven como un mecanismo de amortiguamiento en condiciones de vulnerabilidad, se refuerzan desigualdades dentro de este ámbito, “el tener que endrogarse o volver a la casa de los padres”, como muchos jóvenes lo tuvieron que hacer. Además, destacó, “son indicios fuertes de que hay un retroceso”.
Por otra parte, Azuela señaló que de los que se cambiaron de domicilio, 25 por ciento vive más lejos de su trabajo. También resaltó que el sondeo arrojó que alrededor de 51 por ciento manifestó que era probable que en los próximos meses no pudiera pagar la renta o hipoteca.
“Estos datos nos hablan de que hay indicios fuertes de que existe una situación de vulnerabilidad socialmente relevante, que debería de ser un problema público”; sin embargo, es un tema que está invisibilizado, mencionó.
Indicó que ante este contexto, el gobierno podría entregar apoyos financieros a quienes lo requieren, “como se ha dado en muchas partes del mundo” y “revisar el régimen inquilinario”. Necesitamos, dijo, “desplegar imaginación y voluntad política, porque no se trata de volver a las rentas congeladas, pero sí plantearse una regulación seria de la relación casero-inquilino”.