Sumado a los millones de personas que perdieron su empleo el año pasado, México reportó el salario promedio más bajo en el contexto de la pandemia por coronavirus. Ya era el más precario entre las economías que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), pero se redujo 3.2 por ciento adicional frente a 2019.
La organización informó que el salario promedio en México durante el año pasado fue de 16 mil 230 dólares anuales, una tercera parte de la media de 49 mil 165 dólares que se pagaron entre las economías que integran la OCDE. En el reporte no se incluye a Costa Rica y Colombia, los países de más reciente adhesión al grupo, ni tampoco de Turquía.
No obstante, se muestra que entre 2000 y 2007 el salario en México aumentó 1.2 por ciento en promedio cada año para luego ir a la baja.
Pese a que en 2019 —cuando inició la política de aumentos de dos dígitos al salario mínimo— hubo un avance de 0.8 por ciento en este promedio de pagos al trabajo, la pandemia revirtió todo.
De manera simultánea, también se redujeron 0.8 los costos laborales unitarios, una medida que de acuerdo con la OCDE se considera indicador de la competitividad y refiere el pago promedio de la mano de obra por unidad de producción producida u hora de trabajo. Si bien cayó, los salarios lo hicieron cuatro veces más, muestra el reporte Panorama del Empleo 2021, presentado por la organización.
A la mitad del camino
Los estragos se cuentan por millones también en el mundo. A finales de 2020, alrededor de 22 millones de puestos de trabajo habían desaparecido en los países que integran la OCDE respecto a 2019. A nivel mundial, esta baja alcanzó 114 millones, detalló la organización.
Agregó que entre los países que la integran, a pesar de una recuperación gradual, todavía hay más de 8 millones de desempleados más que antes de la crisis y más de 14 millones de personas inactivas. Así que la recuperación todavía está a mitad de camino, dado que niveles de empleo prepandémicos se alcanzarán a finales de 2022.
“Existe un riesgo real de que la profundidad de la crisis de Covid-19 afianzará la desigualdad y la exclusión a menos que los gobiernos pongan el empleo en el centro de la recuperación”, y agregó que hay el riesgo de que “no sólo resulte en divisiones sociales más profundas, sino que tendrá ramificaciones negativas para la productividad y la recuperación económica”.
