La combinación de menores oportunidades de empleo, baja en los salarios y pérdida de poder adquisitivo por mayor inflación, ha llevado a familias mexicanas a sacrificar calidad en su alimentación. Datos oficiales y la opinión de especialistas apuntan una disminución en los meses recientes en el consumo de pescado, carne de res, cerdo y pollo, entre otros productos, que fueron sustituidos por algunos más económicos como pastas, arroz, frijoles y huevo.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), organismo que aglutina a los establecimientos de barrio del país, consideró que México atraviesa por una crisis oculta, provocada por la pandemia de Covid-19, que es la precariedad alimentaria entre la población.
“Ante la crisis económica la gente ha dejado de consumir carne y se ha refugiado en pastas, arroz, frijoles, huevo o hasta en productos a granel e imitación cuyo valor nutricional es nulo. Una de las facturas más graves de la pandemia ha sido el empobrecimiento de la población, pues cada día más personas se van a dormir con hambre”, dijo el líder de los pequeños comerciantes del país.
De acuerdo con datos de la Anpec, de enero a junio de este año, el precio del kilogramo de carne de cerdo se incrementó 33 por ciento, al pasar de 69 a 92 pesos; en tanto, el pollo entero aumentó 28 por ciento, al ir de 42 a 54 pesos; la pechuga y muslo subieron 25 por ciento, al avanzar de 89 a 112 pesos, y la carne de res 12 por ciento al pasar de 169 a 189 pesos por kilogramo.
Ante estas alzas, enfatizó Rivera, la población ha optado por consumir más sopa de pasta, arroz, frijol, huevo, papas, pan, tortilla y queso canasta.
No obstante, dijo el presidente de la Anpec, la mayor demanda de este tipo de productos más económicos en relación con las proteínas cárnicas, ha provocado un incremento de precios en varios de ellos, por lo que en muchos casos el poder adquisitivo de las familias no es suficiente, orillando pedir fiado en las tienditas.
De acuerdo con el organismo, en el último año el precio de la canasta básica se ha disparado 44.5 por ciento, lo que ha contribuido a que una de cada tres familias se vean en la necesidad de solicitar producto a crédito.
“La realidad es que los productos en los que se ha refugiado la población ante la crisis también comenzaron a subir, la gente está atrapada y sin salida, hay una precarización alimentaria, el pueblo mexicano, sobre todo la parte de menores ingresos, está atravesando por una factura horrenda”, destacó Rivera.
En el caso particular de la tortilla, uno de los principales alimentos de los mexicanos, ésta ha pasado de 15.2 a 19.5 pesos el kilo, un aumento de 30 por ciento, lo que según Homero López García, presidente del Consejo Nacional de la Tortilla, se explica por el incremento en el costo del maíz, y por tanto de la harina.
Datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas resaltan que no sólo hay alzas importantes en los cárnicos y las tortillas, pues en el apartado de frutas hay incrementos alarmantes, por ejemplo: el limón se disparó 70 por ciento; la toronja, 31; la manzana, 24; la fresa, 17 y la guayaba, 10 por ciento de manera anual.