Pantelhó, Chis., El Ejército Mexicano, la Guardia Nacional (GN) y la policía estatal retomaron el control de la cabecera del municipio de Pantelhó, donde el jueves hombres armados hirieron de bala a seis agentes y tres militares. La cabecera municipal es un pueblo fantasma, con todas las casas cerradas y sin energía eléctrica desde el miércoles cuando un grupo armado irrumpió y colocó retenes.
Los más de cien uniformados abrieron el paso el viernes en la carretera San Cristóbal-Pantelhó, que permanecía bloqueada con árboles y dos camionetas quemadas –presuntamente patrullas–, en un punto llamado San José El Carmen, a unos cuatro kilómetros de la cabecera, donde el jueves fueron emboscados los militares y policías.
Según pobladores, algunas familias se desplazaron hacia otros lugares por vías alternas, debido a que la vía principal que comunica a Pantelhó con San Cristóbal estaba cerrada. También 225 personas pertenecientes a la organización sociedad civil Las Abejas, de las localidades de Quextic Centro y Quetic Poblado, cercanas a la cabecera de Pantelhó, se desplazaron hacia Acteal y, por tanto, en zona de riesgo.
La situación en este lugar se agravó a partir del 5 de julio, cuando el catequista, Simón Pedro Pérez López, ex presidente de la organización de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, fue asesinado de un balazo en el vecino municipio de Simojovel, presuntamente por integrantes de un grupo de la delincuencia de Pantelhó, después de denunciar los atropellos sufridos y de demandar la intervención de las autoridades gubernamentales.
Diversas versiones señalan que ese grupo, presuntamente ligado a las autoridades municipales perredistas, está confrontado con otra organización formada por pobladores para repeler de las agresiones, llamados los Defensores del Pueblo.
Vecinos de San José El Carmen explicaron que cuando dormían el miércoles a las 2 horas, aproximadamente, escucharon ruidos de motosierras que estaban cortando árboles para bloquear la carretera.
Un lugareño dijo que “después empezaron a tirar balazos entre ambas partes. Ya no salí. No se sabe entre quiénes eran los balazos. Nos encerramos. El tiroteo fue a menos de 100 metros de mi casa, en los límites entre Chenalhó y Pantelhó. No nos dio tiempo de salir. Como a las 6 o 7 de la mañana empezaron otra vez las ráfagas. Le dije a mi familia que no se movieran y nos unimos todos en la casa de loza”.
El jueves por la mañana que llegaron los soldados y los policías “tuve más miedo porque el tiroteo fue más cerca; cuando se calmó me subí (a la loma) con mi yerno. No teníamos por dónde huir. Vamos a mantenernos aquí, le dije a mi familia, y que Dios nos libre; nosotros no estamos involucrados, y gracias a Dios no nos pasó nada”.
Otro hombre narró que en la casa de block se protegieron 13 personas. “Estábamos ocultos, no vimos nada. Nos quedamos, pues era temprano cuando taparon la carretera. Escuchamos que estaban cortando árboles. A los 10 minutos subió un carro y empezó la balacera”.
Comentó que en ese lugar viven cinco familias, parientes entre sí, que “estamos ilesos sin ningún percance, sólo en la lámina de mi casa hay seis impactos de bala”.
“Hay mucho temor” entre la población, por lo que pidió “que haya orden y se queden la GN y el Ejército, pues han pasado muchas cosas en la última semana cuando mataron a un señor aquí cerca”.
Agentes de la GN aseguraron que junto con elementos del Ejército y de policías estatales ingresaron el miércoles a la cabecera de Pantelhó, y la mañana del jueves, cuando realizaban un recorrido por la carretera, fueron emboscados cerca de San José El Carmen, con resultado de ocho efectivos heridos de bala.
Los uniformados, atacados desde un cerrito en el que está el panteón, dispararon contra los agresores. En la carretera aún estaban el viernes, cientos de casquillos de alto calibre percutidos y rastros de sangre.
La mañana de ayer sobrevoló un helicóptero militar, al tiempo que los solados patrullaban el tramo de 4 kilómetros en San José El Carmen y la cabecera, y después del mediodía retiraron los árboles derribados y las dos camionetas calcinadas que obstruían el paso.
En la cabecera todas las casas estaban cerradas. Sólo en el centro del pueblo, donde habían decenas de policías y soldados, se reunieron vecinos para firmar un documento a fin de exigir a las autoridades la presencia permanente de las fuerzas federales.
Un oficial del Ejército aseguró que ya tenían el control del pueblo, a donde también llegó el comandante de la 31 Zona Militar. Los uniformados se concentraron frente a la alcaldía y en el parque.
Agregó que aparte de los nueve uniformados heridos, no existe registro de más víctimas, aunque desde el miércoles corrieron versiones de varias defunciones.