Ciudad de México. El incremento promedio de los salarios contractuales se mantuvo en junio por tercer mes consecutivo por abajo de la inflación, lo que se traduce en una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores involucrados, de acuerdo con información oficial.
En junio, el incremento promedio fue de 5 por ciento, que al descontar la inflación anual a ese mes se tradujo en un retroceso real de 0.8 por ciento. En abril y mayo se dieron caídas reales de 0.58 y 1.41 por ciento.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) durante junio la inflación fue 5.88 por ciento a tasa anual, es decir, se colocó fuera del margen objetivo del Banco de México (BdeM), el cual es de 3 por ciento con un intervalo de un punto porcentual hacia arriba o hacia abajo.
En junio se renegociaron en la jurisdicción federal 516 revisiones contractuales. Con el resultado del sexto mes del año el poder adquisitivo de los trabajadores en el segundo trimestre no obtuvo mejorías, a pesar de que en junio el dato negativo fue menor respecto al observado en mayo.
El primer semestre terminó con un incremento promedio nominal de las revisiones contractuales de 4.7 por ciento, aunque el promedio real en ese periodo fue una disminución de 0.21 por ciento, según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
El periodo comprendido entre abril y junio de este año es el de mayor duración en terreno negativo para los salarios contractuales desde 2017, cuando tras la liberación de los precios de las gasolinas la inflación fue mayor al incremento nominal de los ingresos de la población.
Después de ese lapso, en tres meses no consecutivos de 2018, el poder adquisitivo de los trabajadores no obtuvo mejoras, siendo octubre de ese año la última ocasión en que se colocó en terreno negativo.
Entre noviembre de 2018 y marzo pasado el incremento fue mayor a la inflación, por lo que el periodo de 29 meses se convirtió en el lapso más largo en que el poder adquisitivo de la población mejoró.
César Salazar, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, comentó “no existe ningún tipo de política institucional sobre lo salarios que determine que éstos deban crecer en términos de la inflación, por tanto, en los esquemas de negociación salarial parece existir ese límite”.
Agregó que, generalmente, cuando la inflación está por arriba del rango de 3 o 4 por ciento hay una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
Señaló que en una comparativa con el índice de precios de la canasta básica, se puede observar que la caída de los salarios reales es aún mayor.
“Al existir una mayor actividad económica, también es cierto que hay una mayor presión laboral, es decir, hay mas personas demandando y eso es lo que lleva a que los acuerdos institucionales no se muevan”, dijo.
Del total de revisiones contractuales realizadas en junio, 509 corresponden a empresas de la iniciativa privada, mientras las siete restantes son del sector público.
Más de 82 mil trabajadores de empresas privadas recibieron un incremento promedio nominal de 5.3 por ciento, que al descontar el efecto de la inflación resultó en un retroceso real de 0.58 por ciento.
Más de 12 mil trabajadores del sector público obtuvieron un incremento salarial promedio de 3.4 por ciento nominal, que se traduce en una contracción de 2.34 por ciento real.
Por actividad, mil 608 trabajadores del sector agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza obtuvieron el mayor aumento real que fue de 5.92 por ciento. En contraste, los salarios de servicios profesionales, científicos y técnicos se contrajeron 2.91 por ciento real.