Cannes. La ópera prima de Clara Roquet, Libertad, único largometraje español presente este año en el Festival de Cannes, vuelve visibles a las trabajadoras domésticas latinoamericanas que dejaron atrás a sus familias para cuidar a otras en España.
Roquet, que por este primer filme presentado en la Semana de la Crítica puede optar a la Cámara de Oro, no pudo acudir al certamen debido a que dio positivo en una prueba de Covid-19.
La historia se centra en una familia acomodada que pasa las vacaciones en su residencia de verano. La vida de Nora, de 15 años, da un vuelco con la llegada de Libertad, hija de la trabajadora doméstica de la casa y recién llegada de Colombia.
Las dos chicas entablan una amistad que les hace descubrir nuevos horizontes, sin pensar en que vienen de mundos opuestos. Esto les llevará a poner en entredicho lo que sus familias les quieren imponer.
“Estas dos niñas, relacionándose con lo que les viene heredado y rechazándolo” son el núcleo del filme, dijo Roquet.
La directora catalana explicó que el proyecto surgió tras su cortometraje El adiós, sobre una cuidadora latinoamericana. Durante su preparación, habló con muchas de estas mujeres y muchas coincidían en que lo peor era “haber dejado atrás a sus hijos para venir a cuidar a otras familias. Era un trauma muy grande”, comentó.
De ahí nació la idea de contar la historia de Libertad, una chica atrevida y resuelta que se niega a que su vida sea como la de su madre Rosana.
Encontrar a la actriz que le da vida fue complicado, admitió Roquet. Pero en un street casting en Colombia conoció a Nicolle García, con el pelo azul y patinando por la calle.
“Barreras de clase”
La directora quiso centrar la historia en dos adolescentes porque, según ella, en este periodo es “un poco cuando se funda la identidad, a veces en oposición a los padres”.
Y aunque al principio quería rodarla a partir del punto de vista de la chica colombiana, rápidamente se dio cuenta de que no conocía suficientemente ese lado de la historia y prefirió contarla por medio de los ojos de Nora, una niña bien, como le dice Libertad en la película.
La cinta aborda otras problemáticas, como las relaciones familiares y la enfermedad. “Hay choques a varios niveles, generacionales, de clase, culturales (...) Me interesaba mucho poner todas esas tensiones en la casa y ver lo que ocurría”, afirmó la directora.
La matriarca de la familia, interpretada por Vicky Peña, sufre Alzheimer, dolencia que también padeció la abuela de la directora.
“Es como una pérdida de la memoria familiar y de la identidad”, señaló Roquet. Y con el olvido, la abuela cada vez aprecia más a su cuidadora y “pierde estas barreras de clase que los otros (miembros de la familia) sí tienen”.
La Semana de la Crítica, una sección dedicada a los nuevos talentos, incluye Amparo, del colombiano Simón Mesa Soto, sobre una madre que hace todo lo posible para evitar que su hijo sea enviado a una zona de guerra.
Este año, el cine español está poco presente en la 74 edición del Festival de Cannes. Junto a Libertad, se proyectan dos cortometrajes en la Quincena de Realizadores (Sycorax y The windshield wiper), el documental Buñuel, un cineasta surrealista de Javier Espada y una versión restaurada de El camino de Ana Mariscal, ambas en la sección Cannes Classics.