Brasilia. El presidente brasileño Jair Bolsonaro se negó este jueves a responder las denuncias que investiga una comisión del Senado sobre posibles irregularidades en la negociación de vacunas anticovid por parte de su gobierno: "me cago en la CPI", lanzó el mandatario.
"¿Saben cuál es mi respuesta? Me cago, me cago en la CPI. No voy a responder nada", dijo Bolsonaro en su transmisión semanal por redes sociales, al aludir a un pedido de la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) para que responda a las denuncias sobre un intento de sobreprecio en la compra de la vacuna india Covaxin.
"No voy a responder a ese tipo de gente en hipótesis alguna, ellos no están preocupados por la verdad y sí por desgastar al gobierno", afirmó el presidente.
"Después de 13 días [de denuncias], Su Excelencia no emitió ninguna manifestación apartándose, de forma categórica, puntual y esclarecedora, de las graves afirmaciones atribuidas a Su Excelencia", señalan los senadores Omar Aziz, presidente de la CPI, Randolfe Rodrigues (vicepresidente) y Renan Calheiros (relator) en la carta, citada por la prensa.
Semanas atrás un funcionario del Ministerio de Salud declaró ante la CPI que en marzo había advertido a Bolsonaro sobre varias irregularidades en el contrato de compra de la vacuna Covaxin, entre ellas un precio mucho más elevado que cualquier inmunizante adquirido por Brasil.
Según las investigaciones de la comisión, Bolsonaro aparentemente no habría comunicado las denuncias a la policía y esa sospecha de omisión motivó la apertura de una pesquisa por parte de la Fiscalía General para determinar si el mandatario cometió un delito de "prevaricación".
La CPI busca determinar si el gobierno cometió "omisiones" en su manejo de la pandemia de coronavirus, que ya deja más de 530 mil fallecidos en Brasil, el segundo país más golpeado en términos absolutos después de Estados Unidos.
El miércoles, el senador Aziz ordenó la prisión de un ex director del Ministerio de Salud tras testificar ante la CPI, alegando que cometió "perjurio".
Las denuncias sobre la negociación de vacunas reavivaron las críticas contra el mandatario por su gestión de la pandemia y aumentaron la presión sobre el gobierno, que el fin de semana último enfrentó una tercera gran jornada de protestas callejeras que reclaman el impeachment de Bolsonaro.