La desaparición de niños pequeños es el eje y el mayor reto de la novela policiaca La noche de plata, ambientada en Austria, donde “surgieron algunos de los peores casos en los años recientes”, explica la novelista Elia Barceló. “La hice con todo el cuidado para que los lectores y lectoras nunca se sientan cómplices”.
La escritora sostuvo que el principal desafío para escribir el texto, publicado en Roca Editorial, fue el tema. “Algo que me preocupa desde hace muchísimo tiempo: la desaparición de niños y los crímenes en su contra. Es importante saber que hay que ir con los ojos muy abiertos por la calle. Siempre quise escribir de eso pero no me sentía capaz”.
Barceló (Alicante, 1957) menciona que escribe “para personas adultas y les doy suficientes detalles para que cada una organice en su mente lo que pudo haber pasado, pero no los llevo a una habitación cerrada a que vean lo que está pasando ahí”.
Reconoce que es un tema que disgusta y que “la gente sabe que existe pero prefiere no saberlo. Es como los asesinatos de mujeres o la trata de blancas. Todos sabemos que están ahí y que tendríamos que hacer algo, pero a nadie se nos ocurre qué”.
Su postura es que “hay que poner atención frente a cosas que no son simpáticas ni amables, pero existen, son terribles y hay que hacer algo. Para mí es importante que las cosas que están en el pasado, si valieron la pena, no hay que dejarlas perder. Es muy recurrente en mi obra rescatar la memoria, el pasado, y dar voz a quienes no tienen voz”.
La narradora destaca que ya “que se dedica a la palabra, pues prestar esa palabra para temas y sujetos que normalmente no aparecen. Por ejemplo, mis dos personajes centrales tienen más de 60 años, algo infrecuente en las novelas y mucho más en las policíacas o de intriga. Trato de mostrar que las personas no dejan de tener una vida y un futuro cuando cumplen 50”.
Afirma que es algo que debe hacerse, si no “hay montones de personas, de clases sociales o géneros que no tienen ninguna posibilidad, porque no son representados por nadie y nadie se ocupa de ellos. Eso es muy importante”.
La también docente, conocida por sus narraciones en terror y ciencia ficción, considera que esta es su novela “más negra, la más policial. Pero también hay muchas otras cosas. No soy capaz de conformarme con una investigación centrada en el caso, sino que me empeño en encontrar mucho sobre los personajes, su pasado y toda la mochila que llevan en la espalda”.
Lo que más la atrae, añade la autora de nacionalidad austriaca y española, son “las relaciones humanas de toda clase. Positivas y negativas. No necesariamente de pareja. Me parecen muy importantes y, claro, el amor y el odio son fundamentales. Pero también, el tiempo: el presente, el pasado, ideas de futuro.
“Uno vive el presente, muy cortito y que pasa rápido; entonces, uno siempre está pensando qué quiero hacer, hacia dónde me dirijo, qué he hecho ya y cómo he llegado hasta donde estoy. Ese tipo de tensión es lo que más me interesa en mis novelas. Y la narración, el hecho de que uno se narra a sí mismo, su propia historia y reinventa su pasado y su vida.”
Barceló reconoce el nivel lúdico de su literatura. “Tengo la sensación de que es un juego a la manera cortazariana, que te hace aprender, crecer y disfrutar. Es un juego muy serio con el que te lo puedes pasar muy bien. Mis novelas nunca son angustiosas. Nunca termina uno arrastrando el alma por el pasillo”.
Explica que es una persona cosmopolita, lo que refleja en sus novelas, “pensar que me gustaría que poco a poco vayamos consiguiendo ser mucho más flexibles, porque no hay nada que te haga más flexible que tener que adaptarte a otro país. Así, con el tiempo y la literatura, a lo mejor nos vamos convenciendo de que las diferencias son minucias y que en la base, los seres humanos somos muy parecidos, si no iguales, en todas partes”.