El año pasado, la industria cinematográfica sufrió grandes modificaciones, pérdidas y retrasos. La pandemia, como en muchos otros casos, impidió que la actividad cultural pudiera desarrollarse de manera regular. En México, el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) se ha encargado de medir el impacto que la crisis sanitaria ha dejado en diversos aspectos, como la producción, la exhibición o la realización de festivales.
Para profundizar sobre las afectaciones, en el Anuario estadístico de cine mexicano 2020 se incluyó el capítulo especial “Implicaciones de la pandemia”, que, desde enfoques cuantitativos y cualitativos, expone las distintas afectaciones que la expansión del coronavirus dejó el año pasado en el sector.
De acuerdo con la directora general del Imcine, María Novaro, el documento “es un instrumento valioso para el diseño de acciones y de políticas públicas de recuperación en el ámbito cinematográfico”.
El año pasado, debido a la suspensión de las actividades esenciales, no sólo la exhibición de películas fue trastornada, sino también la producción. “Hubo un decremento de 49 por ciento respecto de la producción del año anterior”, explicó Novaro. Es decir, de las 216 cintas producidas en 2019, en el primer año de pandemia se redujeron a 111.
Señaló que en los últimos años la inversión privada en producción cinematográfica ha aumentado, al punto de superar el porcentaje de cintas hechas con ayuda de recursos públicos en 2019 y 2020. Del total de producciones registradas en el anuario, 48 por ciento fueron hechas con ayuda de distintos programas de financiamiento público.
En cuanto a la exhibición nacional, 223 títulos nuevos fueron proyectados en salas mexicanas, de los cuales 47 son de origen nacional. En comparación con el año previo a la pandemia, esto representa 51 por ciento menos de estrenos y una reducción de 84 por ciento en la audiencia.
Como consecuencia directa de esa disminución, también cerraron 30 complejos de forma definitiva.
En cuanto a otros espacios de exhibición, los festivales que se llevaron a cabo en México llegaron a 161. En ese ámbito, los resultados también detallan la adaptación de los encuentros, o parte de ellos, a los formatos digitales. Así, 65 por ciento fueron virtuales, 22 por ciento se hizo de forma mixta y sólo 13 por ciento fue presencial. De los certámenes anunciados a principios de 2020, 57 no pudieron llevarse a cabo.
En el documento también se da cuent a de las escuelas de formación cinematográfica en México. De los 153 centros educativos registrados, 90 por ciento son privados y están en 26 estados. Los cursos del año pasado, en su mayoría se impartieron en línea y representaron 89 por ciento de las clases por Internet, siete por ciento fueron las presenciales y cuatro las de formato mixto.
Quehacer femenino
Este año también se incluirá en el anuario el capítulo “Mujeres en el cine nacional”, para seguir dando cuenta de la participación femenina en todos los ámbitos del quehacer cinematográfico, desde la escritura, la producción y la dirección, hasta la exhibición y la enseñanza.
De acuerdo con el Inegi, la participación de las mujeres en la industria del cine es de 41 por ciento. En el capítulo repectivo se analiza la década de 2010 a 2020, durante la cual las realizadoras dirigieron 33 por ciento de los documentales, 16 por ciento de las ficciones y sólo 3 por ciento de las animaciones.
Aunque la presencia de directoras, guionistas y fotógrafas todavía es baja, en otras actividades relacionadas con la producción, las mujeres han ocupado 56 por ciento de los espacios. También en la coordinación de festivales su presencia es de 56 por ciento, mientras como profesoras y talleristas representan 43 por ciento.
Para disminuir el impacto de la pandemia y ayudar a reactivar la industria cinematográfica nacional, Imcine continúa entregando diferentes apoyos para la producción, la exhibición y la preservación de películas. A través del Focine (programa Fomento al Cine Mexicano), este año ha logrado otorgar recursos a 134 proyectos.
Además de Focine, continúan otros programas como el Estímulo a la creación audiovisual en México y Centroamérica para comunidades indígenas y afrodescendientes (Ecamc). Este año, el Eficine, en vías de desaparición, cuenta con un presupuesto de 700 millones de pesos para producción y distribución.
“Queremos que impacten favorablemente lo más rápidamente posible, por eso fuimos tan acelerados en crear el nuevo programa, Focine, desde el año pasado para que estuviera aprobado y pudiera abrir este mismo año”, comentó Novaro; también destacó que los nuevos estímulos no representan riesgo para el Imcine, “son apoyos de subsidio, entonces espero que sean muy efectivos y que inmediatamente empiecen a dar resultados”.
Otro cambio en la distribución de apoyos para el cine ha sido procurar que los recursos que se destinan se agoten, algo que en años anteriores no ocurría. “Ahora los proyectos que buscan apoyo no tienen que tener el contribuyente para aplicarse, y esto abrió muchísimo el abanico de participaciones”, explicó.
En 2020 la pérdida económica de la taquilla fue de 15 mil millones de pesos respecto de 2019. A pesar de esa caída, la cinematografía mexicana se vio favorecida. Al ser retrasados o pospuestos muchos de los estrenos de blockbusters, las salas tuvieron mayor espacio para las producciones.
Novaro, en tanto, está convencida de que con la pandemia “se ha reposicionado el cine mexicano en el gusto de los espectadores de nuestro país”. La funcionaria también advirtió que los resultados de 2020 no implican que los efectos de la pandemia hayan terminado. “Habrá que complementar muchos datos y muchas reflexiones porque esto no se ha ido, desafortunadamente”, concluyó.