La descomposición interna del cártel del Golfo desde la extradición de Osiel Cárdenas Guillén en 2007 y la falta de un liderazgo fuerte ha provocado que familiares de personajes como los sobrinos de Miguel Ángel Treviño, por parte de Los Zetas, y José Alfredo Cárdenas Martínez El Contador, por lo que hace a Osiel Cárdenas, no hayan logrado acuerdos con las células de sus respectivos grupos, señalaron funcionarios federales.
La guerra entre Los Zetas y el cártel del Golfo inició en 2016, luego de que Osiel Cárdenas, El Matamigos, no sólo se declaró culpable de narcotráfico y lavado de dinero ante autoridades de Estados Unidos, sino que compartió información que sirvió para combatir principalmente al grupo que en sus inicios fue escolta del líder de la organización tamaulipeca y que fue dirigida por personajes como Juan García Ábrego, refirieron los funcionarios consultados. La disputa territorial abarca principalmente a los grupos identificados como Los Metros y Los Ciclones, estos últimos aún mantienen su lealtad a los familiares de Osiel Cárdenas, pero ante el embate de nuevos grupos que pretenden el control de tráfico de migrantes, en operaciones que inician en zonas como Quintana Roo y concluyen en Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, las células se pelean las rutas y las casas de seguridad.
Así, señalaron los funcionarios que participan en el Gabinete de Seguridad, se han desarrollado frentes en los que ahora están involucrados jefes regionales, integrantes de policías municipales y otras autoridades, entre ellas miembros de Aduanas que colaboran para el tráfico de mercancías de México a Estados Unidos, y dinero que retorna oculto en camiones de carga y automóviles, evitando que sean revisados en los puntos de cruce.
Parte de la disputa y las desconfianzas entre los líderes de las células que colaboran o forman parte tanto de Los Zetas como del Golfo se debe, señalaron los entrevistados, a que unos consideran traidores a los otros, sus ex socios.