A escala mundial, el número de trabajadores migrantes se incrementó 3 por ciento, al pasar de 164 millones a 169 millones entre 2017 y 2019. Este sector –que carece de protección social– constituye 4.9 por ciento de la fuerza laboral en el planeta, “convirtiéndolos en una parte integral de la economía mundial”, indica un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Si bien el grueso de los trabajadores migrantes son adultos (de 25 a 64 años), pues representan 86.5 por ciento, la proporción de los jóvenes (16-24 años) aumentó casi 2 puntos porcentuales –esto es, 3.2 millones en 2017– hasta alcanzar 16.8 millones en 2019. En cambio, la proporción de quienes tienen 65 años o más se redujo de 5.2 a 3.6 por ciento en ese periodo.
El documento Estimaciones mundiales sobre los trabajadores migrantes internacionales toma como referencia 2019, un año antes de la pandemia de Covid-19 pero, subraya la OIT, ofrece un punto de referencia para analizar los cambios provocados en trabajos futuros.
La fuerte representación de adultos en plena edad de trabajar, explica, se debe a la mayor capacidad de este grupo para emigrar a un país extranjero –en términos de medios económicos y de conexiones sociales– y a mayores posibles beneficios con respecto a los jóvenes migrantes con menos años de experiencia.
En tanto, el aumento de la migración juvenil podría deberse a las elevadas tasas de desempleo en el sector en los países en desarrollo y al aumento de su población.
Según los datos, la mayoría de los trabajadores migrantes son hombres (99 millones), mientras 70 millones son mujeres. Ellas enfrentan más obstáculos económicos y tienen mayor probabilidad de emigrar como familiares acompañantes por razones distintas a la de buscar trabajo.
“Pueden sufrir discriminación por razones de género en el mercado de trabajo y carecer de conexiones sociales que les faciliten conciliar la vida laboral y familiar en un país extranjero”, lo que reduciría la representación de las mujeres en la migración laboral.
Por sectores, 66.2 por ciento de los migrantes labora en servicios, donde existe mayor presencia femenina; 26.7 por ciento en la industria y 7.1 por ciento en la agricultura, donde se encuentran más hombres.
El informe señala que “es frecuente” que los trabajadores migrantes estén expuestos a mayor riesgo de inseguridad, despidos y deterioro de las condiciones de trabajo, toda vez que la mayoría de ellos ocupan puestos temporales, informales o no protegidos.
“La pandemia ha revelado la precariedad de su situación. Los trabajadores migrantes, con frecuencia, son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para tener acceso al tratamiento y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales al Covid-19”, declaró Manuela Tomei, directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT.
El organismo resaltó la importancia de las políticas de migración laboral, las cuales serán efectivas sólo si se basan en datos estadísticos confiables.