El presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró ayer el bloque Quién es Quién en las Mentiras de la Semana, el cual se transmitirá cada miércoles como un mecanismo de réplica de su gobierno para exhibir las “noticias falsas” divulgadas en medios de comunicación y redes sociales. El mandatario informó que se aceptará la contrarréplica, y expresó su expectativa de que este espacio contribuya al enriquecimiento de la vida pública por medio del debate. Por su parte, Ana Elizabeth García Vilchis, encargada de presentar el segmento y quien “será propuesta como directora de Redes de la Coordinación General de Comunicación Social y Vocería de Presidencia”, anunció que el propósito es “informar con la verdad para que el pueblo de México pueda ejercer su derecho al acceso a la información” a fin de “formar un criterio con certidumbres”.
El segmento parte de ejercicios de “verificación” de las declaraciones de gobernantes que diversos medios han efectuado en México y en otros países, pero invierte los términos de la ecuación: en este caso es el poder público el que somete a escrutinio y exhibe las falacias o las inconsistencias emitidas desde tribunas privadas. Esta inversión resulta polémica y ha sido blanco de múltiples críticas por un presunto “acaparamiento de la verdad” o por un supuesto “linchamiento”, pero parece saludable que se ofrezca a la ciudadanía la posibilidad de contar con diversas perspectivas para valorar y formar su criterio en torno al quehacer gubernamental.
Lo cierto es que se vive un momento sociopolítico en que con frecuencia las maneras de informar extravían el sentido de los límites entre el dato y la opinión, entre el rumor y los hechos, y desembocan así en una construcción regular de falacias que distorsiona las realidades nacionales. Debido al escaso cuidado en el manejo de la información, los bulos fabricados en redes sociales brincan sin criba periodística a noticieros televisivos, programas de radio o medios impresos; o bien hacen el recorrido contrario: un medio de pretendida seriedad da credibilidad a una noticia falsa que luego se viraliza en el ámbito virtual.
Es en este contexto en el que se produce el último gesto insólito de un gobierno que se caracteriza por adoptar medidas y enfoques nunca vistos en los gobiernos anteriores. Esto no debería resultar sorprendente si se considera que la autodenominada Cuarta Transformación llegó al poder precisamente con la promesa de marcar distancia respecto a las rutinas gubernamentales de administraciones pasadas.
No por insólito deja de ser valioso un ejercicio que, sin suponer forma alguna de censura ni afectar la libertad de expresión de nadie, lleva al terreno del debate público unas maneras de contar el acontecer nacional que sin duda se han apartado de la realidad. En este sentido, a todos los involucrados debiera parecerles saludable que, en un contexto democrático y de libertades, se ensanche y amplíe el espacio para el debate de los temas de interés nacional.