San Cristóbal de Las Casas, Chis. El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), afirmó que los pueblos originarios “enfrentan numerosos desafíos como la minería ilegal, la deforestación, la vulneración de sus espacios sagrados, la criminalización de sus protestas, las privaciones arbitrarias de la libertad, tortura, militarización, violencia, división, discriminación, la falta de acceso a la justicia, salud y de un marco jurídico que reconozca plenamente los derechos de los pueblos indígenas”.
Agregó que el sistema capitalista “profundiza el despojo y la represión; acelera procesos de polarización económica y social, aumenta la desigualdad, el establecimiento de situaciones de una guerra permanente, que diversifica las violencias y la polarización política, crecimiento de territorios sin gobierno”.
Manifestó que “la violencia generalizada mantenida por la impunidad y colusión con los aparatos del Estado continúa fragmentando el tejido social, golpeando así a las resistencias que se construyen en Chiapas, México y el mundo”.
Consideró que “existe una catástrofe ecológica, que conlleva a una disputa más rapaz y violenta de los recursos, pretendiendo el control de los territorios por parte del Estado, las empresas y grupos delincuenciales”.
El organismo que preside el obispo emérito de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López dijo lo anterior en un comunicado difundido después una reunión de tres días en la que participaron los integrantes del consejo directivo y las y los integrantes de las diversas áreas de trabajo.
“En la asamblea titulada bajó la luz de quienes caminan, los días 28, 29 y 30 de junio, nos reunimos con la finalidad de analizar el camino y contexto actual que enfrenta la grave crisis de los derechos humanos en México y el papel que nos toca hacer desde este lugar, desde este territorio”, señaló.
Explicó que su objetivo fue “establecer un espacio de decisiones colectivas sobre el rumbo del Frayba, vislumbrando los procesos que queremos impulsar a corto, mediano y largo plazo; fortaleciendo al equipo (del organismo), tomando fuerza y rumbo con los pueblos que caminamos, así como renovar el compromiso, ánimo, cohesión, unidad, fortaleza, compañerismo, comunidad que alimente el que hacer y sea parte de nuestra contribución y formación”.
Expresó que “en completo conocimiento y cuidado del proyecto histórico que ilumine nuestro sentido profundo del compromiso con los pueblos, caminamos juntas y juntos en sus procesos de lucha, para impulsar horizontes de libertad”.
Sostuvo que “estamos viviendo una crisis civilizatoria que pone en riesgo la realidad de la humanidad misma y de la vida en la tierra. Existe una pérdida de valores y la centralidad de la existencia es la idea de consumo y el dinero”.
El Frayba reafirmó su “compromiso, ánimo, cohesión, unidad y fortaleza de caminar con los pueblos, con los y las que han sido víctimas de violaciones a derechos humanos, caminando juntas y juntos en sus procesos de lucha y horizontes de libertad, tomando fuerza y rumbo”.
Se comprometió a “renovar las estrategias de caminar con los pueblos, comunidades, familias y personas que luchan por la memoria, verdad y justicia por una sociedad en la que los derechos humanos sea una realidad para todas y todos”.
Remarcó: “Le apostamos a las alternativas de vida que construyen los pueblos, a sus redes de defensa, a sus autonomías, así como a su libre determinación, al cuidado de la madre tierra, en la otra justicia, para construir mundos justos y dignos”.
También reafirmó su “compromiso de trabajar con los pueblos que luchan y defienden sus derechos en el marco de la realidad histórica de injusticia estructural que se vive en México, particularmente en Chiapas”.
La misión del Frayba, concluyó, “es caminar al lado y al servicio del pueblo organizado que transforma la situación socio-económica y política en que vive, tomando de él dirección y fuerza, para contribuir en su proyecto de construcción de una sociedad donde las personas y comunidades ejerzan y disfruten todos sus derechos en plenitud, para impulsar el derecho inalienable de las personas y de los pueblos a la autodeterminación, autonomía, diversidad cultural y a la vida digna”.