El gobierno respeta la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el uso lúdico de la mariguana, “vamos a evaluar qué sucede: si vemos que, en vez de ayudar, perjudica, pues plantearíamos un cambio, enviaría de acuerdo a mis facultades una iniciativa de ley (al Congreso)”, adelantó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En la conferencia matutina celebrada en el recinto art déco del Salón Tesorería, reiteró que habrá de procurar tener, con respeto, buenas relaciones con los gobernadores. Uno de ellos, el de Michoacán, Silvano Aureoles, se presentó afuera de Palacio Nacional –poco antes de las siete de la mañana– con una carpeta bajo el brazo que contenía (describió de distintas formas) las “pruebas de la participación” del crimen organizado en las campañas de Morena. Hasta reprochó que “al Presidente lo están engañando y no podemos permitir que México se convierta en narcoestado, por eso se lo debo entregar en la mano”.
Recordado por su impostura (el último hecho público en Aguililla contra un profesor de educación básica), Aureoles montó una escena: se sentó sobre un banquito de plástico verde, de espalda a una reja de metal, impecable en el vestir, zapatos y calcetines de moda y marca. Fue ignorado por López Obrador. Recibió un “no” como respuesta, y le recomendó dirigirse al Instituto Nacional Electoral (INE) y a la Fiscalía General de la República (FGR). “Hay que respetar la investidura presidencial”, repuso el mandatario. Y así el gobernante de Michoacán permaneció más de cuatro horas, sin respuesta alguna, para luego marcharse.
Por otro lado, frente al libre consumo de la mariguana (hasta determinado gramaje), López Obrador puso su visión sobre la mesa: “Pienso que podríamos tener, en poco tiempo, resultados. Vamos a evaluar qué sucede. Yo soy partidario de la democracia participativa. Luego de escuchar a todos se aplica una consulta, y así se decide. Y vamos a evaluar, vamos a ver qué efectos tiene. Si vemos que no ayuda, que no es bueno para el país, que no es bueno para enfrentar el grave problema de la drogadicción, que no es bueno para detener la violencia, pues entonces actuaríamos”.
Resumió su postura en torno al cannabis: que no se dañe la salud; que signifique disminución de la violencia; dejar a salvo la libertad de los ciudadanos y que no “se permita el negocio, porque hay muchos que están pensando en el negocio, incluso que plantean que con esto se van a obtener impuestos y que se va a fortalecer la hacienda pública”.
Respecto a su relación con los gobernadores, consideró que “no nos podemos pelear, cuando se es autoridad, para no perjudicar a la gente. Imagínense, autoridades enfrentadas, confrontadas, peleadas, pues no significan beneficio para el pueblo, que es lo que debe de importarnos siempre, la gente”.
De los jueces, magistrados y ministros de la Corte acusó que viven “en el castillo de la pureza”, divorciados del pueblo. No obstante, respeta –dijo– su independencia y autonomía.
Entonces recordó que si no prospera su propuesta de ampliación de la presidencia de Arturo Zaldívar en la SCJN y la Judicatura, “pues es seguro que va a continuar la misma política, que, en efecto, está cuestionada por la mayoría de los mexicanos y ellos deberían de entenderlo y de ser sensibles, están muy desacreditados los jueces”.