En el sistema nacional de salud pública se han reflejado con crudeza las fallas y carencias derivadas de un esquema de saqueo y corrupción que se mantuvo concertado durante décadas de administraciones federales y estatales a cargo sobre todo de priístas y panistas (pero también de otros partidos, de manera destacada el de las cuatro mentiras, el Verde Ecologista de México, con sus fundadores y continuadores siempre metidos en el “negocio” de las medicinas y similares).
En ese esquema de latrocinio de cuello no tan blanco participaron como corresponsables varias de las principales firmas de la industria farmacéutica que, al modo en uso en esos tiempos, compartían ganancias con los políticos en el poder, manejaban a su convenenciera discreción lo relacionado con los suministros y mantenían todo en silencioso y aceitado contubernio productor de grandes fortunas particulares.
La llamada Cuarta Transformación ha pretendido subsanar todo lo relacionado con ese tejido de corrupción largamente elaborado. En ese camino se ha producido una lamentable falta de material para la atención a pacientes, en una escala que va de lo más elemental a lo más complicado, llegando en este extremo al desabasto oportuno de medicamentos especializados en procesos delicados y de riesgo mortal, como en el caso de los tratamientos contra el cáncer y, de manera dramática, en la porción de niños.
A más de dos años y medio de haber asumido formalmente el poder, y a tres años de haber ganado las elecciones, el obradorismo no ha podido resolver de manera satisfactoria este impactante problema. Ello ha generado protestas crecientes y ha propiciado que ese caldo de cultivo pueda ser aprovechado por los intereses revanchistas de las firmas farmacéuticas desplazadas y por el batidillo de intereses políticos y mediáticos que buscan desgastar al gobierno federal en turno, con la vista puesta en la consulta sobre revocación de mandato presidencial y en la sucesión de 2024.
Ayer, en una entrevista con los moneros Hernández, Rapé y El Fisgón, coconductores del programa El Chamuco Tv, en el canal 22 de televisión pública que dirige Armando Casas, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, habló con amplitud del tema, pero un segmento de sus palabras fue aprovechado para impulsar otra de las acometidas mediáticas e internéticas contra las políticas de la citada 4T. El subsecretario, según esa simplificación, estaría acusando a los niños con cáncer, y sin abasto adecuado de medicinas, de estar propiciando un golpe de Estado.
Aun cuando se está creando un ambiente enrarecido en torno al análisis y discusión de estos temas, y dejando establecido que el gobierno de la 4T debería resolver adecuadamente el tema del suministro de medicamentos, es necesario asomarse a las declaraciones completas de López-Gatell.
Así dijo el subsecretario: “aquí me gustaría hacer, aprovechar para hacer una especie de alerta o por lo menos que quede registrado: este tipo de generación de narrativas de golpe, a veces se ha conectado en Latinoamérica, en la historia de Latinoamérica, con golpe de Estado, y esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos, cada vez lo vemos más posicionado, como parte de una campaña, más allá del país, de los grupos de derecha internacionales que están buscando esta ola de simpatía en la ciudadanía mexicana, ya con una visión casi golpista”.
Al mencionar a las firmas involucradas de manera corrupta en el negocio de las medicinas, el subsecretario señaló que con ellas “estaban ligados como accionistas, se sabe, ex senadores de varios partidos, particularmente del PRI y el PAN. Algunos incluso tienen herederas; senadores, ex gobernadores que tienen familias de gobernadores. Por eso están tan irritados, porque ese negocio se les está desmantelando y cada vez que viene un periodo donde ya vienen contratos, adjudicaciones y licitaciones sube, rebrota la desinformación”. ¡Hasta mañana!
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