La tragedia de 2011 ocurrida en Allende, Coahuila, es poco conocida. Hace unos años, la periodista Ginger Thompson, ganadora del Pulitzer, llamó la atención sobre el caso con su reportaje Anatomía de una masacre, trabajo en el que explicaba cómo el pueblo ganadero fue atacado por sicarios del cártel de Los Zetas como consecuencia de una operación fallida de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos.
El productor y guionista James Schamus, sorprendido por cómo a través de testimonios la periodista había logrado retratar lo ocurrido en Allende, comenzó a trabajar en la serie de ficción Somos, respetando las premisas del reportaje. La primera: “Hacernos vivir con la gente que normalmente se pasa por alto en los medios”, explicó en entrevista.
La serie también conserva “el análisis de la estructura de fondo que dice: ‘lo que pasó en Allende está sucediendo por lo que está ocurriendo al norte de la frontera también’. Aquellos en Estados Unidos que pensamos que es algo extranjero somos en realidad parte del proceso que lo creó, está todo conectado”, puntualizó el productor.
Al tratarse de una historia desarrollada en México, para Schamus era importante involucrar talento nacional en el desarrollo de Somos. Así que con ayuda de las escritoras mexicanas Fernanda Melchor y Monika Revilla dio forma al guion.
“Creo que lo más difícil fue asegurarnos de estructurar nuestra experiencia como creadores y la del auditorio, alrededor de la humanidad de las personas, eso tenía que ser siempre el centro”, contó James Schamus acerca de la manera en que comenzaron a trazar una historia tan sensible como fue la de la masacre de Allende.
Amor hacia los personajes
Revilla, Melchor y el productor solían delinear cada capítulo para tener una base desde la que partiera su trabajo; sin embargo, rehusaron hacer lo mismo para los últimos episodios, de forma que ni siquiera ellos sabían quién iba a morir y quién a vivir al final, “porque era importante para nosotros amar a nuestros personajes, vivir con ellos y estar involucrados en sus vidas, sin importar su destino”, explicó Schamus.
Más que narrar otro episodio de violencia, la serie quería poner énfasis en la vidas cotidianas de las víctimas. Por eso este aspecto se fue desarrollando poco a poco, hasta inevitablemente tomar el control de la narrativa. “Siempre quisimos mantenerla (la violencia) contenida para dejar que los personajes vivieran y que no estuvieran desde el principio preocupados por eso”, explicó Revilla.
La visión del guionista estadunidense es que “una víctima no es sólo eso, es una persona completa. Así que creo que lo más difícil fue preservar el sentimiento de totalidad de la gente en la serie, no haciéndola peón de una estructura”. Esa manera de retratar a los personajes también tuvo efectos en sus creadores. “Cuando te enfrentas a estas decisiones, has llegado a amar a estas personas, así que sientes la violencia incluso cuando la estás perpetrando creativamente. Es una experiencia extraña, para ser honesto. Así que cada decisión que tomamos para el episodio final fue muy intensa, y se sentía injusto decidir quién iba a morir. No tenía sentido, no había un porqué” detalló James.
La trata, otro de los temas
Al estar escrita y producida por varias mujeres, Somos también ha tenido la posibilidad de recuperar la memoria de muchos de los pequeños hechos violentos que ocurren en México de forma regular. La atención que se da a los personajes femeninos se ve reflejada, entre otras cosas, en la representación del destino sufrido por las migrantes que son víctimas de trata, aspecto que no estaba incluido en el reportaje de Ginger Thompson.
Para Fernanda Melchor, el papel destacado que han tenido los testimonios de mujeres en el rescate de estos relatos de violencia también ha sido una parte importante en la creación, no sólo de la serie, sino también de la memoria colectiva. “Somos las mujeres las que buscamos las respuestas. Por ejemplo, las que formamos parte de organizaciones de búsqueda de desaparecidos y que en Allende, Coahuila, tienen un papel súper importante en la actualidad”, señaló.
La historia no es la de los narcotraficantes responsables de la gran violencia que se vive en México, sino la de “las pequeñas violencias más discretas que vivimos cada día”, sostuvo Melchor.
James Schamus espera que el público sea capaz de comprender la violencia de otra forma. “Espero que el auditorio entienda también que el uso de la fuerza siempre ha estado ahí, en la estructura, incluso cuando pensamos que no la hay en la normalidad. Lo que es normal no es lo no-violento, es sólo la impresión o la falta de haber experimentado esta violencia”, puntualizó el productor.
Aunque la serie bien podría describirse como una historia de protesta y memoria, sus creadores prefieren pensar en Somos como entretenimiento. “No podemos hacer la protesta ni el análisis político ni los compromisos, lo que podemos hacer es nuestro trabajo como entretenedores, si acaso tratamos de traer nuevos personajes al espacio de la cultura pop que suelen quedar fuera de estos programas de narcos”, concluyó Schamus.
Somos se estrena mañana en la plataforma Netflix.