Las pérdidas económicas de Petróleos Mexicanos (Pemex) por el robo de gas licuado de petróleo (LP) ascendieron a más de 30 mil millones de pesos en 2020, señaló la Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas (Amexgas).
Carlos Serrano Farrera, presidente de ese organismo, señaló en entrevista a La Jornada que ese tipo de actos ilícitos van más allá, al existir un mercado negro donde las redes delincuenciales detrás del huachicoleo cobran piso a las empresas distribuidoras formales y obligan a los usuarios a consumir el hidrocarburo ilícito a mayor precio.
El directivo señaló que el hurto de gas LP se da en los estados de México, Ciudad de México, Puebla, Hidalgo, Veracruz, Tlaxcala, Jalisco, Querétaro, Guanajuato y Tamaulipas.
Sin embargo, dijo, la venta del energético se concentra en la capital mexicana, en el estado de México y Puebla, pues en estas entidades hay una mayor densidad poblacional.
Serrano Farrera explicó que el robo de hidrocarburos no es nuevo, ocurre desde hace dos décadas pero ha aumentado de manera desproporcionada en los últimos años. Detalló que entre 2001 y 2006 se reportaron menos de mil tomas clandestinas, pero entre 2013 y 2018 “se descontroló” y ascendió a más de 41 mil.
Apuntó que, después de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tomó medidas para reducir el hurto de combustible –lo que implicó la reducción de disponibilidad de gasolinas–, se contuvieron los hechos delictivos.
Pese a la “campaña acertada” de las autoridades, las bandas delictivas migraron al huachicoleo de gas LP. Mientras en 2019 se reportaron cerca de 13 mil tomas clandestinas, el año pasado casi se duplicó para ubicarse en más de 23 mil.
Además, se estima que Pemex perdió casi 30 mil millones de pesos el año pasado por este ilícito, lo cual no sólo impacta a la petrolera estatal, sino al erario. En el nivel nacional, el volumen del energético robado asciende a 13 por ciento.
El gas LP robado, indicó, se vende principalmente en las grandes ciudades del centro del país, pero también en otras regiones aunque en pequeñas cantidades.
Comentó que esta actividad ilegal se realiza a través de pipas y de forma inmediata, a diferencia de la gasolina que se puede almacenar en tambos, tanques de agua u otro tipo de contenedores. Aunado a ello, los grupos delincuenciales, que no cuentan con la infraestructura necesaria para su manejo, casi no optan por vender el gas LP en cilindros.
“Se han creado redes clandestinas de distribución que ahora están en la Ciudad de México y el estado de México; principalmente han tomado acciones para controlar las rutas y las zonas, a fin de no permitir la libre competencia ni el libre acceso al mercado y controlar los precios de venta al público”, subrayó.
Apuntó que las bandas dedicadas al huachicoleo también hurtan pipas de empresas formales o clonadas, pues utilizan los logotipos de las establecidas para vender el energético, además de cobrar el derecho de piso a distribuidores formales.
Destacó que los más perjudicados por el robo de gas LP son los consumidores finales, ya que los delincuentes no sólo controlan la zonas de reparto, sino que fijan los precios más altos.
Agregó que las firmas del sector también señalan afectaciones porque pagan por el gas LP que venden, mientras los delincuentes lo obtienen gratis.
Mencionó que este “problema grave, tiene solución”, por lo que pidió al gobierno federal aplicar medidas efectivas como las que llevaron a cabo durante el huachicoleo de gasolinas, acciones que la Amexgas apoyará, “pues se ha perdido el respeto al estado de derecho y es necesario recuperarlo”.