Luego de más de un año de pandemia, un total de 1.7 millones de jóvenes no pudieron incorporarse en mayo al mercado laboral mexicano, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Enoe).
En México, la población desocupada, la cual incluye a los ciudadanos que se encuentran sin trabajar pero que buscan empleo, se situó en 2.3 millones de personas en mayo de 2021. De ellos, siete de cada 10 son personas de entre 15 y 44 años.
La crisis económica “transitoria” del Covid-19 deja una cicatriz en la trayectoria laboral de los jóvenes que esperan entrar o que ya estaban en el mercado laboral en México que, al cierre del quinto mes del año, son la población desocupada más afectada.
Es reducida la base de comparación de un año antes cuando la pandemia propició el cierre de negocios y, por ende, una significativa contracción de la actividad económica, lo cual dejó fuera en mayo de 2020 a 1.2 millones de personas de entre 15 y 44 años; mientras que en mayo de 2021 fueron un total de 1.7 millones.
De acuerdo con la Enoe, que publica el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la desocupación de los jóvenes de entre 15 y 24 años pasó de 392 mil 497 personas en mayo de 2020 a 690 mil 699 en el mismo mes del presente año; mientras que para la población de 25 y 44 años, la cifra pasó de 794 mil 590 a un millón 48 mil 908.
En México, la contracción económica en 2020 afectó mayormente al empleo femenino, por lo que para las jóvenes también se vio marcado. La población desocupada masculina en mayo de 2020 y mayo de 2021 se ubicó en 1.4 millones de personas (con un descenso de 22 mil personas) y la femenina pasó de 484 mil a 894 mil personas.
Mujeres, las más afectadas
En el mes de referencia la tasa de desocupación en los hombres se estableció en 4 por ciento y en las mujeres en 3.9 por ciento, mientras que en 2020 era de 2.7 por ciento.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hay un gran riesgo, especialmente para los jóvenes, pues hay estudios que dicen que un joven que entra al mercado laboral en un mal momento, –de recesión o peor, de crisis–, los primeros años son difíciles, a lo que se le conoce como “efecto cicatriz”.
“Un mal comienzo en el mercado laboral tienen efectos de décadas. Después de la crisis de 2009, la tasa de contratación de las empresas también tardó muchos años en recuperarse”, señaló el BID en una presentación.
Los jóvenes de entre 15 y 24 años han sido afectados económicamente entre la contingencia sanitaria e impera la necesidad, más que nunca, de conversaciones porque ha aumentado el riesgo de que los jóvenes caigan fuera del sistema de ahorro y podrían pasar años antes de que se incorporen al sistema.