“Mire, aquí ya le escribí: va usted a esta dirección, donde dice Ministerio Público y les dice ‘quiero presentar una denuncia por despojo’”, explica un integrante del área de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República a un anciano procedente de Hidalgo, quien se esfuerza por entender las indicaciones que le dan en una de las puertas de Palacio Nacional.
Otros trabajadores se reparten en la fila, a modo de aplicar un primer filtro. Es mediodía del jueves 24 de junio y la hilera ya volvió a crecer; salen dos más porque se necesitan refuerzos para canalizar a las personas. Al paso, se oyen murmullos, pero también voces fuertes de reclamos.
“La gente quiere ser escuchada y que le ayudes a desentrañar su problema”, explica Leticia Ramírez, directora general de Atención Ciudadana de la Presidencia, área que antes de pandemia recibía 450 personas al día y actualmente “ya bajó” a 280-300, promedio.
La numeralia es más fácil de describir que todas las historias que escucha y gestiona este equipo en jornadas diarias de más de 12 horas.
El dato duro muestra que de diciembre de 2018 a mayo pasado, se ha atendido a 232 mil 307 ciudadanos y a mil 806 grupos, con nivel de “peticiones con respuesta” de 80.6 por ciento, se indica en las cifras más recientes.
Y tan sólo los grupos es un reto; el jueves había seis en las inmediaciones de Palacio.
Lety, como llama el presidente López Obrador a una de sus colaboradoras de mayor confianza, es profesora de educación básica, con origen laboral en primarias en zonas marginadas, y también licenciada en antropología social, pero sobre todo alguien con mucha paciencia.
Debido a su personalidad y carácter afable siempre la han comisionado para atender a la gente, en especial casos como el señor de Hidalgo, sin dinero ni para el camión, y desposeídos literalmente.
“Yo tengo un compromiso social, político; soy militante política, entonces tengo un compromiso con esta transformación y con la gente. Siempre he estado al lado de la gente. No es un asunto de compasión, es un asunto de compromiso, no nada más es decir ‘ay, cómo sufro contigo’, o sea, sí sufro, pero también es ‘cómo te apoyo’”, dijo.
La funcionaria aclara que más allá de algunas anécdotas (vinculadas a personas afectadas de sus facultades mentales o aquellas que piden cosas tan extrañas como “ser dueños de la Plaza de la Constitución”), el grueso de peticiones se relaciona con tres aspectos básicos: necesidad de vivienda, procuración de justicia de todo tipo y/o la localización de personas desaparecidas.
“Cada número para nosotros son personas, es gente, es un sentimiento, una necesidad, una historia. Esta no es una Oficialía de Partes; ahora recibimos documentos por la pandemia, pero la gente viene y dice ‘vengo a ver al Presidente’”, comenta a La Jornada.
El alud de documentos se tienen que procesar, meter a un sistema para darle seguimiento y asegurar que la dependencia involucrada revise el caso y responda al ciudadano.
“Tengo una convicción, pero no sólo emocional, sino también política, de que este país puede ser otro si ves a la gente, si la escuchas, si sientes el problema de ellos”, dijo.
La funcionaria llega a Palacio Nacional a las cinco y media de la mañana, para estar pendiente de los manifestantes, y antes de las siete ya está de pie en un costado del Salón Tesorería para estar pendiente de lo que surja en la conferencia de prensa mañanera. “Ahí te encargo, Lety”, suele expresar el Presidente al darle una instrucción.