La población que tiene menores recursos en el país destina una mayor proporción de sus ingresos al pago de deudas con las instituciones bancarias, reveló el Banco de México (BdeM).
De acuerdo con el último Reporte de estabilidad financiera, correspondiente al primer semestre del año, entre enero y julio los niveles de endeudamiento de los hogares mexicanos han permanecido estables.
Sin embargo, aclaró, “hay desplazamientos para los acreditados de menor ingreso, quienes destinan un mayor porcentaje de su ingreso al pago de sus deudas”.
Según el banco central, las afectaciones a la actividad económica ocasionadas por la pandemia y las medidas puestas en práctica para su contención han repercutido en los niveles de empleo e ingresos de los hogares.
En este sentido, precisó, a pesar de que cifras recientes apuntan a una cierta recuperación, todavía continúan en niveles menores a lo registrado antes de la pandemia.
“En estas circunstancias, aquellos hogares con menores ingresos, pocos ahorros o cuyas entradas dependen de los sectores y empresas más afectadas, son los más vulnerables.”
El organismo también planteó que si se consideran los datos sobre la población ocupada y el nivel de ingreso, los sectores de esparcimiento y de servicios de hospedaje y preparación de alimentos, son los que se vieron “particularmente afectados por la pérdida de empleo en los grupos con menores ingresos”.
Así, aclaró, al cierre del primer trimestre de 2021, el saldo del financiamiento total recibido por los hogares se contrajo 3.1 por ciento en términos reales anuales, tendencia que se aprecia desde hace cuatro trimestres.
“El comportamiento anterior se explica por la evolución desfavorable que ha tenido el financiamiento destinado al consumo. En contraste, en el mismo periodo el financiamiento a la vivienda registró un crecimiento real anual de 2.6 por ciento”, expuso.
El financiamiento destinado al consumo, que incluye tarjetas de crédito, préstamos personales y de nómina, de septiembre de 2020 a marzo de 2021, continuó disminuyendo, “en particular en los préstamos personales y en las tarjetas de crédito, que no cuentan con la garantía de un bien como el caso del crédito para automóvil.
Mencionó que la disminución en el crédito bancario al consumo se explica, en parte, por la precaución en los hogares ante la incertidumbre generada por la pandemia, lo cual ha propiciado cierta “atonía” en la demanda de crédito.
“No obstante, condiciones de otorgamiento estrechas también han contribuido. El crédito bancario otorgado mediante tarjetas de crédito ha disminuido, de forma tal que el número de tarjetas inactivas y de totaleros ha aumentado.”