Una fuerza indomable de la naturaleza, “era un estallido”, fueron algunos de los calificativos con los que Elena Poniatowska recordó a Guadalupe Marín durante la presentación de la novela La única, que publicó la colección Vindictas en un rescate de la obra de una mujer que en el siglo pasado de ser una bella modelo para los murales de Diego Rivera afincó sus aspiraciones de novelista.
“Es un gusto que nos acompañen en un redescubrimiento”, inició la charla Socorro Venegas, directora de publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Indicó que cuando salió de la imprenta, hace 80 años, tuvo muchos detractores por la dureza con la que expuso en sus páginas a Jorge Cuesta y a Narciso Bassols.
Esta obra de Marín fue publicada en México en 1938 por la editorial Jalisco; parte del mito es que ella misma pagó la impresión, la cual no circuló ampliamente. “Su autora fue fascinante, audaz, impetuosa; lo primero que se suele decir de ella, como de muchas creadoras, es con quién estuvo casada. En su caso, con dos figuras de la cultura posrevolucionaria: el pintor Diego Rivera y el poeta Jorge Cuesta”, detalló Venegas durante la transmisión por YouTube el pasado jueves.
La escritora y periodista Elena Poniatowska se rencontró en esta cita editorial con una antigua conocida, pues a ella dedicó la novela Dos veces única (2015), en la que, a partir de una investigación minuciosa, elaboró un retrato de Marín, su vida familiar y su cercanía con intelectuales de la época. “Una mujer muy brava, que enfrentó todo, un ser humano muy valiente a lo largo de toda su vida”, mencionó sobre Marín, quien nació en Ciudad Guzmán, Jalisco, en 1895.
La ganadora del Premio Príncipe de Asturias por momentos mostraba en la pantalla la portada del libro recién editado por la UNAM, también un retrato de Lupe Marín, “ya grande, con el pelo blanco”. La conoció cuando vivía en un edificio en Paseo de la Reforma. “Me pareció una mujer con muchísimo carácter y gran capacidad amorosa hacia los demás; también, con costumbres de provincia que jamás perdió”. La rememoró también en el amor por sus nietos y las cenas que les ofrecía en su casa.
Por su parte, la escritora e investigadora Sara Poot hizo la lectura del libro de Lupe Marín a la par de la novela Dos veces única, de Poniatowska, a manera de “un lujo de espejo”, ya que la autora de La noche de Tlaltelolco “hizo el primer rescate en términos literarios y magnos”. La académica yucateca coincidió en señalar el carácter tan fuerte de la modelo y escritora.
“Fue una sobreviviente de sí misma”. La única, una de las dos novelas de Marín, fue leída como una invectiva de su época y olvidada después. “Sus amigos y enemigos fueron parte del núcleo cultural, sobre todo en las primeras décadas del siglo XX en México”.
Anaclara Muro, quien hizo la introducción a la reciente edición, representa a la nueva generación que, desde una perspectiva fresca, explica el pertinente momento para dar una nueva oportunidad a esta obra del siglo pasado, como ha propuesto Vindictas.
En su texto, la joven poeta y ensayista michoacana resignificó la reseña negativa y prejuiciosa que José Juan Tablada hizo de La única, donde, lo mismo cautivado que horrorizado, censuró el ímpetu de Marín.
“Un libro indiscreto, repugnante y deletéreo”, dijo entonces. En cambio, a Muro le pareció maravillosa la forma en que se expresan los personajes, el uso del lenguaje, de la oralidad, y cómo se burla totalmente de los intelectuales.