La compra de medicamentos para el control del cáncer colocó al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) frente a diversos retos: garantizar el abasto en un contexto de pandemia y baja producción, lidiar con el monopolio que tenía el laboratorio Pisa en este rubro y evitar la formación de nuevos esquemas de acaparamiento porque en México sólo cuatro laboratorios pueden ser proveedores.
Al mismo tiempo, en la compra consolidada de medicinas y material de curación para el sector salud, el organismo se ha encargado de organizar la demanda de los insumos.
Aunque afirma que ha cumplido con todos los requerimientos de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops), encargada de la compra nacional, entre septiembre y noviembre de 2020 el Insabi modificó en tres ocasiones la cantidad de productos a licitar. Así lo reconoce en el informe de actividades 2020.
Personas cercanas al proceso de adquisición de los insumos señalaron que estos cambios contribuyeron al retraso en la licitación internacional y a que al final, se quedaran varios cientos de clave, fuera de este esquema.
Para el insitituto, los consecutivos cambios en las fechas del calendario de la licitación “es atribuible a modificaciones en los procesos administrativos de la Unops para llevar a cabo la compra de medicamentos y material de curación”.
El informe de actividades de 2020 del Insabi señala que también hubo ajustes en el monto de la inversión, la cual inicialmente se planteó por más de 110 mil millones de pesos y para el 30 de noviembre, cuando rectificó y validó la demanda de 3 mil 874 claves de medicamentos e insumos para 2021, quedó distribuida en: 194 medicamentos de fuente única por un importe de 18 mil 696 millones de pesos; mil 476 fármacos genéricos con un valor de 51 mil 618 millones; 123 medicinas de patente por 13 mil 255 millones; y mil 692 claves de material de curación con un valor de 14 mil 767 millones. En total, 98 mil 336 millones de pesos de inversión.
Sobre los medicamentos oncológicos, el Insabi da cuenta de lo realizado durante 2020 para comprar estos productos, las dificultades que enfrentó luego de que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) suspendió la línea de producción de estos fármacos del laboratorio Pisa, hasta entonces el único proveedor de estas medicinas.
Esto, sumado a la emergencia sanitaria mundial por Covid-19 que provocó cierres de fronteras y la carencia de materias primas, llevó al Insabi a buscar las medicinas en diferentes países y en algunos obtuvo remanentes de producción de las empresas.
El organismo advierte que sólo cuatro empresas mexicanas: Zurich Pharma, Ultra Tech, Ultra Laboratorios y Alvartis Pharma, cuentan con los certificados de buenas prácticas de fabricación y registros sanitarios de productos oncológicos otorgados por Cofepris. También está Pisa, cuya inhabilitación ordenada por la Secretaría de la Función Pública quedó sin efecto mediante una resolución judicial.