No, no sólo fue el impacto de los mensajes de odio lo que dio razón a los resultados adversos para Morena en la ciudad, también fue eso que muchos llaman “fuego amigo”; traición, para que se entienda.
Si bien la incompetencia de Héctor Ulises García frente a ese partido a nivel local fue un elemento decisivo, y las ambiciones de Ricardo Monreal hicieron lo suyo, ahora se ha descubierto que los programas sociales se frenaron, por lo que tuvieron altibajos perniciosos para el gobierno y muy dañinos en la elección.
El buen funcionamiento de los programas se encargó a Cristina Cruz, como delegada en la CDMX, quien además tenía ambiciones políticas que iban más allá del trabajo de coordinación de ayuda a los más débiles. Aunque era notable su incapacidad, sus jefes la dejaron allí alimentando la idea de que podría brincar a un puesto político de mayor envergadura, según ella, y entonces pidió que se le considerara como candidata a la alcaldía Miguel Hidalgo.
Las opiniones en su entorno no fueron buenas, tanto así que se prefirió volver a jugar con la carta de Víctor Hugo Romo, muy alejado de la comunidad, que darle a Cruz la oportunidad de contender. Para todos, menos para algunos de sus jefes de muy alto rango, la delegada para los programas sociales no tenía ninguna posibilidad de triunfar.
Hay quien dice que fue incapacidad, otros aseguran que ejerció venganza contra el gobierno de Claudia Sheinbaum, lo cierto es que los programas sociales, eje de la política de la 4T, no funcionaron como se esperaba y era debido. El golpe parece ir directamente hacia Gabriel García, el coordinador general de programas sociales, que ya debe muchas, aunque se dice que otras manos movieron los hilos de la supuesta o real venganza de Cruz o de sus jefes.
Sea como fuere, la traición quedó al descubierto; por lo pronto, se ha señalado a Cruz como la culpable, aunque lo que se advierte es que no debe ser la única involucrada.
La funcionaria ya fue cesada, pero el asunto es que no hay quien suponga que ella pudo, por sí sola, cobrar venganza. Las decisiones se tomaron en rangos de mucho mayor peso y eso se investiga no sólo dentro de Morena, sino también en el gobierno.
Revisar lo pasado para no sufrir otro descalabro es una acción en la que ya están metidos todos en Morena. El propio Mario Delgado, que se mantuvo al margen de la elección en la ciudad porque no lo invitaron, se reunió con la jefa de Gobierno, y seguramente se elaborará una nueva estrategia para la ciudad. Pero la historia no ha terminado, hay muchos recovecos en el proceso en los que aún no ha entrado la luz y permanecen ocultos a los ojos políticos, pero no hay ceguera, de eso estamos seguros.
De pasadita
Un extraño fenómeno poselectoral ha ocurrido cada vez con mayor frecuencia. Muchos de los que dieron su voto a favor de la oposición confiesan su arrepentimiento, y quienes no salieron a votar y están a favor de Morena se sienten culpables del resultado, aunque esto sea un sentimiento mucho más común que el que señalamos antes.
La cosa es que cuando se preguntan ¿por qué voté así? no hallan respuesta. El proyecto de gobierno de la oposición no existe, sólo fue el llamado al odio lo que marcó el sentido del voto y muchos ciudadanos ya se han dado cuenta. Por eso, hoy que la reflexión obliga, están arrepentidos.
Urgente, urgente
No se deje sorprender. El fracasado movimiento Frena pretende convivir con la suma de dolidos y atropellados por la 4T y está armando grupos de comunicación por medio de Internet ( chats) en algunas colonias de la ciudad y los municipios azules conurbados. Ya les daremos más información.