Aun cuando la administración de Joe Biden y Kamala Harris ha manejado un discurso en favor de los derechos de los migrantes, continúa expulsando y rechazando a los solicitantes de asilo, obligándolos a permanecer en México, donde enfrentan “peligros que amenazan su vida”, revela un informe de Human Rights First (HRF).
Las expulsiones de las personas necesitadas de protección internacional, agrega la organización civil, se dan sobre todo bajo el llamado Título 42, establecido por el gobierno de Donald Trump a partir de la pandemia de Covid-19 “como un disfraz que invoca a la autoridad de salud (negando la entrada con el argumento de impedir la propagación de la enfermedad) para eliminar el asilo en la frontera sur de Estados Unidos”.
Desde que la gestión de Biden-Harris tomó posesión, el 20 de enero, y hasta el 17 de junio de este año, HRF ha documentado que 3 mil 250 migrantes han sido víctimas de violencia (secuestros, violaciones sexuales, trata de personas, extorsiones, robos) luego de que se les niega el ingreso a territorio estadunidense y ser regresados a México.
En el reporte, la organización presenta algunos de esos casos de abuso, como el de una hondureña y su hija de siete años solicitantes de asilo a Estados Unidos que en junio de 2021 fueron expulsadas por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) –a cargo del secretario Alejandro Mayorkas– y enviadas a Nogales, Sonora.
Allí fueron secuestradas y la mujer fue víctima por más de dos semanas de tortura sexual por sus captores. Fueron liberadas luego de que sus familiares pagaron un sustancioso rescate.
Otro de los abusos expuestos por HRF es el de una hondureña transgénero solicitante de asilo que fue secuestrada en Piedras Negras, Coahuila, luego de que autoridades migratorias estadunidenses la enviaron a México aun cuando solicitó asilo y detalló la situación de violencia que la hizo huir de su país.
La mujer pudo escapar de los delincuentes saltando por una ventana de la casa de seguridad en la que la mantenían retenida, pero se hirió al caer sobre un cactus. En Nuevo Laredo, Tamaulipas, fue víctima de repetidas violaciones sexuales. Huyó de Honduras debido a que sufría constantes ataques de las pandillas debido a su orientación sexual y luego de que decapitaron a su hermano.