Ciudad de México. Con la satisfacción siempre por delante de haber conseguido para México una plaza olímpica y una final directa en Tokio en la prueba de tres metros sincronizados, Paola Espinosa destapó que un conflicto personal con Ana Gabriela Guevara detonó la pérdida del boleto a sus quintos Juegos Olímpicos.
“No quise meter las manos al fuego”, sentenció la histórica clavadista al recapitular que el desencuentro con la titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Connade) empezó por negarse a difundir en redes sociales que se impidiera la desaparición, en 2020, del Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar), de lo que no se arrepiente porque desconocía si había desvío de recursos, además de que la dirigente era señalada en aquel momento por la Secretaría de la Función Pública, por inconsistencias en su gestión.
“No quería meter las manos al fuego por algo que no era mío”, insistió Paola. “A mí no me consta, no sé si sea verdad o mentira el tema de los desvíos y no podía subir esa carta a redes. Ese fue el principal enojo, el no apoyar algo que no me pareció”.
Serena, concentrada como si fuera a lanzarse hacia una de sus complicadas ejecuciones, y en momentos hasta sonriente durante una extensa videoconferencia, la bajacaliforniana no omitió detalle en su relato, en el que describió a Ana Guevara como la deportista admirable con quien compartió la experiencia olímpica en Atenas 2004, y que como dirigente la decepcionó.
“La conocí como mi ídolo, la vi correr, la vi ganar y tenía expectativas que haría cosas increíbles, pero hoy por hoy puedo decir que a mí me dejó con mal sabor de boca”, asentó la atleta de 34 años.
“La peor administración”
“En su momento la defendí porque creía en ella, pero después pasaron cosas con las que no estaba de acuerdo. Creo que es la peor administración (de la Conade), la de mayor incertidumbre y enojo”, subrayó.
Con el antecedente de haber desobedecido aquella “orden” de apoyo al Fodepar, devino el hostigamiento de parte de la Conade y su titular, consideró Paola, a dos semanas de que esa la plaza, que obtuvo junto con Melany Hernández al ganar el Campeonato Mundial Gwangju 2019, para el país, quedó en poder de Carolina Mendoza y Dolores Hernández, ganadoras en el selectivo nacional (11-14 de junio), convocado sólo cuatro días antes, cuando ninguno de los clavadistas estaba al 100, muchos lesionados, y que fue tomado como el único parámetro para Tokio.
En todos los procesos de selección olímpica anteriores, aquellos clavadistas que habían ganado plazas olímpicas mediante medallas mundiales, las conservaban de manera directa.
El pasado 17 de junio, la Federación Mexicana de Natación reveló la lista de seleccionados, de la que se excluyó al dúo de Paola y Melany, quienes habían ganado prestigio en la observación de jueces internacionales.
En realidad, la medida no sorprendió a Paola, quien la asimiló como una jugada orquestada luego de lo que había enfrentado en la fase final de la preparación, desde que la obligaron a concentrarse en la “burbuja” establecida en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento, y de permanecer ahí aun cuando ya no era necesario, porque el preolímpico de Japón se había aplazado de mediados de abril a principios de mayo.
Mediante una carta dirigida a Ana Guevara el 8 de abril, la clavadista anunció que, por su condición de madre, dejaría el CNAR para atender a su hija de tres años en Guadalajara, donde está su sede de preparación.
En esa misiva, que compartió ayer, también se manifestó en desacuerdo con las “amenazas de las autoridades de la Conade… de perder los apoyos en caso de abandonar la concentración debido a que he cumplido como atleta de alto rendimiento. Siembre he sido una deportista disciplinada, trabajadora, responsable y conocedora que los apoyos se ganan con base en rendimiento, y mis resultados avalan los que he ganado.
“Tampoco estoy de acuerdo que me condicionen una plaza olímpica que me gané y que merezco, y que si no me la otorgan, defenderé en el momento que sea necesario y tengo el derecho de competir por ella”, anota en el escrito.
Días después del fin de semana que se ausentó de la concentración, Paola acudió a Kiril Todorov, presidente de la Federación Mexicana de Natación, para solicitarle que le respetara el lugar que había obtenido, pero dirigente le respondió que tenía “sus propios problemas, así me dijo, y que todo estaba en manos de la directora de la Conade”.
Habló entonces con Ana Guevara, a quien le recordó que hacía un año le había prometido que la plaza era suya y que la defendería, pero le respondió “que la federación era la que debía avalarla y que también era cuestión del Comité Olímpico Mexicano”, organismo al que también recurrió.
La atleta denunció que ese fue lo que detonó el mayor enojo, según se lo habría señalado Luz María Chávez, colaboradora de la Conade, quien la habría reprendido: “‘Tuviste un error en ir con el Comité Olímpico para ver lo de tu plaza, no debiste de haber ido si la directora de la Conade ya te había dicho que esa plaza tuya iba a ser tuya’”, citó Paola, que en ese momento también recordó las palabras de Guevara cuando se negó a ayudarla en redes sociales, en 2020: “'No me vas a ayudar en este sentido, pues veremos qué es lo que pasa’”.
Lo cierto es que después de los acontecimientos y de un año complicado por el Covid en el que padeció la enfermedad, además de neumonía, y se recuperó, Paola está “tranquila porque le heredo a México la plaza olímpica”, disfrutando el tiempo con su hija, y no descarta la posibilidad de extender su carrera hasta los Juegos de París 2024.
Ante las acusaciones que lazó Paola Espinosa, Guevara respondió en breves declaraciones a W Radio: “No tengo ningún comentario, es un pataleo, pero no es un juicio que quepa en mi persona. El deporte se mide por marcas, tiempos y en este caso no le favoreció. Lamento mucho que Espinosa diga que ha sido la peor administración”.