El Día Mundial de los Refugiados se conmemoró ayer. En México muchas personas se han visto obligadas a dejar sus comunidades de origen y buscar cobijo en otras.
Al menos 35 familias del poblado El Guamúchil, municipio de Heliodoro Castillo, en Guerrero, huyeron en abril pasado por la violencia que prevalece en la zona y se refugiaron en Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo.
En Chiapas, una parte de los 251 indígenas desplazados del ejido Puebla, municipio de Chenalhó, en mayo de 2016, permanece en una casa que las autoridades estatales les rentan en San Cristóbal de las Casas. Se debieron ir de su terruño por diferencias políticas con seguidores de la entonces edil Rosa Pérez.
Indígenas triquis desplazados de San Juan Copala, municipio de Santiago Juxtlahuaca, en la región Mixteca de Oaxaca, huyeron de sus hogares desde 2010 debido a la violencia en esa localidad, a raíz de que se declaró autónoma, lo que ocasionó que caciques y paramilitares sitiaran la comunidad. Desde entonces se encuentran asilados en diversos sitios de la capital del estado, la mayoría en el zócalo.
En Tijuana, Baja California, el campamento de refugiados centroamericanos y desplazados mexicanos que se encontraba en la Garita de El Chaparral, en Tijuana, Baja California, fue dispersado por policías y sólo quedó la mitad de peticionarios de asilo político al gobierno de Estados Unidos.
El operativo se realizó durante la visita que realizó el sábado Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Ciudadana del gobierno federal a esa localidad fronteriza.