Para el bloque aliancista, formado por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), no será fácil imponer políticas o prácticas conservadoras dada la convicción progresista de la Ciudad de México, afirmó Cuauhtémoc Rueda Luna, especialista en derechos humanos.
En entrevista, explicó que a partir de la elección del 6 de junio, los temas, sobre todo en el Poder Legislativo local, generarán más discusión y obligarán a los actores políticos de los grupos parlamentarios a consensuar para sacar adelante reformas de ley, dado que ni Morena ni la oposición cuentan con mayoría calificada en el Congreso capitalino, afirmó el también integrante del Centro de Monitoreo de Organismos Públicos de Derechos Humanos.
“Si eventualmente, digamos desde la derecha, hubiera un avance en contra, por ejemplo, de las personas que forman parte de la diversidad sexual, tendría que haber una discusión pública y, en su caso, asumir los costos de sus posturas.
“Es una ciudad que ha sido, en general, volcada hacia cierto nivel de derechos, de combatir la desigualdad social, y que en realidad lo que se vio en las elecciones no es una tendencia contraria. Los que llegaron no pueden abstraerse de que esta es la sociedad de la Ciudad de México a la que le están hablando y podrían tener un costo alto si se fueran en contra de diversos sectores”.
Abundó que en el Poder Legislativo es importante que las presidencias de las comisiones, sobre todo la de Derechos Humanos y la de Víctimas, fueran asignadas a personas con alto nivel de compromiso para generar modificaciones a la ley benéficas para la ciudadanía.
A partir de la nueva reconfiguración política, en las redes sociales han surgido imágenes donde señalan la división de gobiernos entre la derecha y la izquierda, lo que ha sido objeto de debate.
Si bien los candidatos de la alianza Va por México sostuvieron que no promoverán la división en la capital del país, todos se unieron bajo un nuevo bloque para exigir mayor presupuesto para sus territorios.
Para Rueda Luna, esta división podría traer nuevos escenarios en los que se ponga al frente de la discusión los temas de clasismo, desigualdad y pobreza.
“El hecho de que haya un nivel de mayor discusión puede ser hasta cierto grado benéfico, porque (la alianza) va a tener que tratar de ganar a la gente. Creo que esa parte no sería errónea; si se mantiene la discusión de clases sociales se pueden analizar los mecanismos para atender la desigualdad”, destacó.