Ciudad de México. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, afirmó que la esencia de la transformación de la vida pública del país es la atención a quienes menos tienen y combate una visión individualista y mercantilista de los valores.
Ante el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, destacó que México es un Estado laico, en el que hay una nueva forma de gobernar: con humildad, para servir al pueblo; que recobra la verdadera esencia de la función pública: el servicio a las mayorías, sin privilegios, sin corrupción, con transparencia.
“Un gobierno austero que usa los recursos públicos para dar bienestar al pueblo de manera directa, sin intermediarios. Gobernamos con un mandato en el que usted reconocerá los más altos valores éticos: no mentir, no robar, no traicionar al pueblo”, expresó la titular del ejecutivo local al nombrar al eclesiásticas huésped distinguido de la Ciudad de México.
Destacó que como Estado laico, hay principios fundamentales impulsados por el Papa Francisco I que “en cierta forma nos unen y en las cuales encontramos grandes coincidencias”, como los relacionados a la justicia social, reducir la desigualdad, justicia, empatía ante el dolor ajeno e historia como eje conductor e ir al pueblo.
“Estamos trabajando para hacer de ésta, una ciudad de innovación y derechos, donde esté garantizado el acceso a la educación, salud, vivienda, cultura, como base para reducir la desigualdad y garantizar la seguridad de las personas, en una propuesta que atiende las causas de la violencia”, expresó.
“Hoy, desde el Estado laico, reconocemos también nuestras similitudes, hoy nos reconstruimos a partir de un modelo de economía moral, ética, solidaria con miras a garantizar los grandes derechos humanos y acabar con los privilegios excluyentes y la mercantilización de la vida pública”, expresó Sheinbaum Pardo.
De su lado, Pietro Parolin, agradeció a la mandataria capitalina que destacara en su discurso el papel del Papa Francisco en los temas de la justicia social, solidaridad y del desarrollo de las personas.
Manifestó que la capital del país está llamada a ser, cada vez mas, un lugar de encuentro, de diálogo, unión y comunión para construir “una sociedad más acogedora y justa que sea capaz de compartir e indicar, también, a los más jóvenes el valor universal de la fraternidad”.