Teherán. El clérigo ultraconservador Ebra-him Raisi fue elegido ayer nuevo presidente de Irán tras ser declarado ganador en la primera vuelta de unas elecciones a las que no pudieron presentarse sus principales adversarios y que registró la participación más baja de la historia.
Raisi ganó con 61.95 por ciento de los votos, según los resultados definitivos anunciados por el ministro del Interior, Abdolfazl Rahmani Fazli, un día después de celebrarse la elección.
El ministro precisó que la tasa de participación fue de 48.8 por ciento, es decir, la más baja para una elección presidencial desde la instauración de la república islámica en 1979.
Jefe de la autoridad judicial, Raisi, de 60 años, era favorito ante la falta de competencia real tras la descalificación de sus principales adversarios.
El guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, celebró la elección de Raisi como una victoria de la nación contra la “propaganda del enemigo”. Poco antes de difundirse los primeros resultados oficiales, el presidente saliente, Hasan Rohani, anunció que había un ganador en primera vuelta. “Felicito al pueblo por su elección”, dijo en televisión.
Raisi se presentó como el líder de la lucha anticorrupción y defensor de las clases populares que perdieron poder adquisitivo por la inflación.
El presidente ruso, Vladimir Putin, felicitó a Raisi y confió en que continuará “la cooperación bilateral constructiva” entre Rusia e Irán.
El balance de Rohani quedó manchado por el fracaso de su política de apertura tras la retirada de Estados Unidos en 2018 del acuerdo sobre el programa nuclear iraní sellado con las grandes potencias en 2015 en Viena.
Esta decisión de Washington y el restablecimiento de sanciones punitivas hundieron al país en una violenta recesión, lo que dio lugar a olas de protestas en diciembre de 2017, enero de 2018 y noviembre de 2019, que fueron violentamente reprimidas.
Raisi figura en la lista negra de responsables iraníes sancionados por Washington por “complicidad en graves violaciones de los derechos humanos”.
El Departamento de Estado de Estados Unidos lamentó ayer que los iraníes no hayan podido participar en “un proceso electoral libre y limpio”. Sobre el acuerdo nuclear con Irán, el portavoz del Departamento de Estado sostuvo que las conversaciones indirectas de Viena lograron un “progreso significativo” y que Washington quiere aprovechar la situación.
“Continuaremos las discusiones junto con nuestros aliados y socios sobre un retorno mutuo al cumplimiento del Plan de Acción Integral Conjunto”, agregó el vocero.
Las discusiones en Viena, conducidas por diplomáticos europeos, han quedado limitadas a la disputa sobre qué sanciones a Irán se levantarían. Un portavoz del gobierno israelí sostuvo que el nuevo presidente iraní “debería suscitar una gran preocupación” en el mundo porque este ultraconservador tiene claro “compromiso con el programa nuclear militar” de su país.