Dos hombres “de personalidades opuestas” comparten habitación en una casa de descanso para adultos mayores, cuya relación permite reflexionar sobre valores como la amistad, la fraternidad y la bondad.
En esta comedia, basada en la técnica de clown, Ernest y Bottom, que se restrena hoy en el Teatro Milán, se recrea la historia de Ernest (Juan Cabello), un viejito gruñón que se resiste a estar encerrado en una habitación, mientras que Bottom (Karim Raziel) es un hombre enamorado del mar que siempre está de buen humor.
El montaje devela la complicidad de Bottom con Ernest, quien intenta escapar a toda costa del lugar. “En la trama se muestra cómo se transforman las vidas de estos hombres, a partir de compartir y conocerse; uno es muy alegre y sencillo y, el otro materialista y enojón”, explicó la dramaturga y directora Geralldy Nájera.
En realidad, “el mensaje es poderoso”, pues se recurre a diversos temas, pero sobresalen “el de la amistad y la importancia del otro; lo relacionado con nuestro disfrute de la vida y de qué forma ciertas relaciones nos permiten cambiar la perspectiva así como entrar en contacto con nuestras emociones y nuestro mundo sensible”, destacó.
Subrayó: “El espectador está pendiente de la acción todo el tiempo, porque te obliga a estar presente, debido a que entra por los sentidos de la vista y lo oídos, aunque no haya palabras”.
A lo largo de una hora, la obra “lleva a los espectadores a un viaje hacia la conciencia de reconocerse como seres sociales que necesitan de los demás para subsistir”.
Actualmente, en la sociedad “se induce desde la infancia a dejar de lado la imaginación y las relaciones francas y personales, en este sentido, esta obra narra una historia sensible que impulsa valores humanos y estimula la creatividad”, agregó Geralldy Nájera.
El elenco integrado por Juan Cabello, Karim Torres y Lucía Pardo, es apoyado con música original y en vivo de Diego Santana. “Si la técnica clown está en toda la obra, porque en el montaje no tiene diálogos; la música acompaña la historia todo el tiempo –con un músico que bien podría ser un hombre orquesta– quien toca sin cesar varios instrumentos como el acordeón, la armónica, el ukulele, la flauta o la tarola.
Sobre la escenografía de María Adriana Lara, la directora comentó que remite al realismo mágico. “Es algo onírico, porque no es una habitación de asilo cualquiera, sino integra una poética estética alrededor de ese espacio; bien podría transformarse en el mar o encontrar otros mundos en la imaginación”.
Nájera subrayó: “En realidad se refuerza la importancia de jugar y estar; porque dos adultos se vuelven niños, se divierten y nos invitan a todos disfrutar, sin importar la edad”.
Ernest y Bottom, que se estrenó en 2018, de la compañía Nocturno Teatro, se presenta en corta temporada los domingos a las 12:30 horas, partir de hoy, en el Teatro Milán, ubicado en Lucerna 64, colonia Juárez.