Hace una década, Ana María Mederos se bajaba en la icónica Estación Central de trenes en La Habana, procedente de su natal provincia de Villa Clara, y miraba asombrada por primera vez las altas paredes descascaradas de la terminal, el pórtico con sus vitrales azules rotos y su abigarrada sala de espera. Entonces era una adolescente.
Hoy, con 27 años y ya titulada como ingeniera civil, Mederos tiene por trabajo cuidar que la estructura vuelva a la vida, calcular las cargas y la resistencia de los materiales en el marco de una restructuración crucial del centenario edificio en medio de la pandemia de coronavirus.
Con obras de esta magnitud los tiempos y las cifras se disparan, indicó Dalia Aguilar Arévalo, directora de inversiones de la empresa Ferrocarriles de Occidente.
“Significa recuperar los valores patrimoniales, la historia de la ciudad y socialmente también un impacto grande para la zona a donde está enclavada en la Habana Vieja y por el servicio que brinda como estación central de ferrocarriles, que enlaza a todas las paradas del resto del país.”
Inicialmente se hicieron los estudios y el proyecto, luego se paró la operación de los trenes para comenzar, pero posteriormente llegó la pandemia y la obra también sufrió, aunque nunca se frenó la edificación.
Una vez modernizado, el edificio y sus tres enormes andenes en funcionamiento volverán a prestar servicios extras –antes contaba con una oficina de correo– e incluso se podrán arrendar espacios a emprendedores privados o concesionarios, una novedad en la isla en donde los locales estatales tenían hegemonía absoluta, explicó Aguilar.
La Estación Central fue inaugurada en 1912 en las parcelas del viejo arsenal, luego de que se canjearan sus terrenos por los de la antigua sede de Villanueva, donde ahora está enclavado el Capitolio, que entorpecía el crecimiento de la ciudad y quedó pequeña para las necesidades actuales.
En un área de 14 mil metros cuadrados, a un costado de la bahía de La Habana y a metros de los últimos restos de lo que fue la muralla de la ciudad colonial, el edificio con su fachada adornada con escudos y guirnaldas azules cuenta con dos torres, cuatro plantas y entresuelo. Frente a él se encuentra la casa natal del prócer José Martí.
En 1983 fue declarado monumento nacional. Junto con el Capitolio y el Teatro Alicia Alonso, la Estación Central es uno de los iconos más destacados de la época republicana de la capital.
Ap