“El tema de la mujer en la Iglesia no pasa por lógicas equivocadas de luchas de poder o confrontaciones”, sostuvo Alejandra Segura, coordinadora de la red de género de la Academia de Líderes Católicos, durante la conferencia internacional Mujeres en la Iglesia: el desafío de la sinodalidad, organizada por la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) y la Aca-demia Latinoamericana de Líderes Católicos.
En el encuentro virtual al que asistieron alrededor de 2 mil personas conectadas desde más de 50 países, Segura añadió que en la Iglesia católica no ocurren esas luchas de poder porque se reconoce que “tanto hombres como mujeres, laicos como sacerdotes, somos parte del mismo pueblo de Dios que peregrina en esta vida.”
Cristiane Murray, vicedirec-tora de prensa del Vaticano, aseguró que dentro de las propias estructuras de la Santa Sede, la presencia y el desempeño de las mujeres ha ido evolucionando positivamente y aseveró que “la Iglesia católica es inconcebible sin las mujeres”.
La religiosa Nathalie Becquart, primera mujer en la historia que tiene derecho a voto en el Sínodo de los Obispos y primera en ser nombrada subsecretaria del Sínodo de los Obispos, dijo que “para el cambio se necesita tiempo”.
Sobre el derecho a voto de las mujeres en los sínodos explicó que “además del voto, cuenta la participación de las mujeres en el proceso de redacción del documento final de los sínodos, las mujeres pueden así realmente ofrecer su punto de vista y dar su opinión”. Explicó que para el próximo sínodo será fundamental que mujeres y hombres trabajen en reciprocidad, desde el inicio, en sus respectivas diócesis. “Este será un verdadero proceso. Habrá instructivos sencillos para que todos, sea cual fuere su lugar, puedan ser escuchados”.
Enfatizó también que es fundamental “escuchar a los jóvenes y a las mujeres y, sobre todo, acompañar y a educar a los jóvenes que buscan un sentido a sus vidas y una identidad”.
Un denominador común en la reunión virtual fue el interés de las mujeres de diversas partes del mundo de “brindar una mayor contribución a la Iglesia y por ende a la sociedad”.