Teherán. El ultraconservador Ebrahim Raisi fue elegido nuevo presidente de Irán tras ser declarado ganador este sábado en primera vuelta de una elección presidencial a la que no pudieron presentarse sus principales adversarios y que registró la participación más baja de la historia.
Raisi ganó los comicios con el 61,95% de los votos, según los resultados definitivos anunciados este sábado por el ministro del Interior Abdolfazl Rahmani Fazli, un día después de celebrarse la elección.
La tasa de participación se estableció en 48,8%, precisó el ministro, es decir la más baja para una elección presidencial desde la instauración de la República islámica en 1979.
Jefe de la autoridad judicial, Raisi, de 60 años, era archifavorito ante la falta de competencia real tras la descalificación de sus principales adversarios.
"Con la bendición de Dios, haremos lo mejor para que la esperanza de un futuro viva ahora en el corazón de la gente crezca más", dijo Raisi, agregando que quería reforzar la confianza de la ciudadanía en el gobierno para una "vida brillante y agradable juntos".
El guía supremo iraní, el ayatola Alí Jamenei, celebró este sábado la elección ganada por Raisi como una victoria de la nación contra la "propaganda del enemigo".
"La gran ganadora de las elecciones de ayer es la nación iraní porque se ha levantado otra vez frente a la propaganda de la prensa mercenaria del enemigo", dijo.
Poco antes de difundirse los primeros resultados oficiales, el presidente saliente Hasan Rohani anunció que había un ganador en primera vuelta. "Felicito al pueblo por su elección", declaró en un discurso televisado.
La votación se extendió de manera considerable hasta las 02H00 del sábado (21H30 GMT del viernes) para permitir una máxima participación en buenas condiciones, teniendo en cuenta la pandemia de covid-19 que ha dejado oficialmente cerca de 83.000 muertos en una población de 83 millones de habitantes.
"Privaciones"
Raisi enfrentó a tres candidatos: el general Mohsen Rezai, excomandante en jefe de los Guardianes de la Revolución -ejército ideológico de la República Islámica-, el expresidente del Banco Central Abdolnaser Hemati y el diputado Amirhosein Ghazizadeh-Hashemi.
La campaña electoral fue sosa, con un trasfondo de malestar generalizado de los ciudadanos ante la crisis que vive este país rico en hidrocarburos, pero sometido a sanciones estadounidenses.
Raisi se presentó como el líder de la lucha anticorrupción y defensor de las clases populares que perdieron poder adquisitivo por la inflación. Fue el único de los cuatro candidatos que hizo una verdadera campaña.
Reelecto en 2017 en primer vuelta justamente frente a Raisi, que entonces obtuvo 38% de los votos, Rohani, un moderado que dejará la presidencia en agosto, termina su segundo mandato con un alto nivel de impopularidad.
No era complicado encontrar en Teherán a abstencionistas que acusaron al gobierno de no haber "hecho nada" por el país o que no veían interés en participar en una elección decidida por adelantado, e incluso según ellos "organizada" para permitir el triunfo de Raisi.
Frente a los llamados al boicot lanzados por la oposición en el exilio, Alí Jamenei abrió con su voto los comicios e instó a participar masivamente.
Sin llamar a la abstención, el expresidente Mahmud Ahmadineyad, populista cuya candidatura fue invalidada en mayo, denunció en un mensaje de video el viernes unas elecciones organizadas "contra los intereses del país". "No quiero participar en este pecado", dijo.
Represión
El presidente tiene poderes limitados en Irán, donde el poder real está en manos del guía supremo.
El balance de Rohani quedó manchado por el fracaso de su política de apertura tras la retirada de Estados Unidos en 2018 del acuerdo sobre el programa nuclear iraní sellado con las grandes potencias en 2015 en Viena.
Esta decisión de Washington y el restablecimiento de sanciones punitivas que le sucedieron hundieron al país en una violenta recesión, privando por ejemplo al gobierno de sus ingresos por exportaciones petroleras.
En diciembre de 2017 y enero de 2018 y en noviembre de 2019, dos olas de protestas fueron violentamente reprimidas por las autoridades.
Para la oposición en el exilio y las oenegés, Raisi es la encarnación de la represión y su nombre está asociado a las ejecuciones en masa de detenidos de izquierda en 1988, aunque él niega toda participación.
Raisi figura en la lista negra de responsables iraníes sancionados por Washington por "complicidad en graves violaciones de los derechos humanos".